Columnistas

A VOTAR POR EL FÚTBOL

28 de mayo de 2018

En este posconflicto electoral hay que darle la bienvenida al fútbol que llega y soportar las decenas de transmisiones del Mundial desde Rusia. Ha concluido por fin una temporada larga, intensa, casi desesperante del espectáculo mediático de la campaña presidencial. Después de votar temprano, al escribir esta columna es obvio que espere el final razonable, lógico y conveniente para este país y que entremos en una etapa en la cual, de ser posible, recuperemos a los amigos que en la crispación de las redes antisociales de la noche a la mañana se transformaron en temibles capitanes de barras bravas de la política, agresores implacables de todos los que presentían como contradictores y personeros de un sectarismo primitivo, cavernario, incompatible con las ideas de respeto y equidad de las que se proclamaban defensores.

Lo humano y civilizado ha de ser que nos permitan bajar las manos a los que sin ánimo de mortificar nos atrevimos a expresar algún concepto discreto. Que en estas nuevas jornadas que pueden propiciar el apaciguamiento, entiendan que entre gente de bien carece de sentido perder amistades y relaciones fraternales por enredarse en reyertas verbales para defender con ardentía a unos líderes políticos que, habituados al entorno de crítica y confrontación, al salir de las reuniones de controversia y de los debates televisivos volvían a saludarse muy sonrientes como viejos camaradas.

¿Acaso ellos van a desvelarse por las discordias irreconciliables de los simples ciudadanos, o agradecerán a los que sacrificaron hasta la paz familiar por militar en causas que, por antigua tradición, descartan muy fácil a la gente, al demos, porque la democracia les importa menos como método de vida tolerante que en la condición de instrumento para sumar votos el domingo de elecciones?

Me conformaré con que los colegas en la docencia y el periodismo que llegaron al extremo de negarme hasta el saludo sin escuchar mis razones, hayan empezado a recapacitar desde ayer y comprendan que la política no justifica la ruptura de la armonía entre personas llamadas al colegaje, al reconocimiento de la diferencia y al trato respetuoso, sean cuales fueren las ideas y actitudes que se asuman.

Bienvenido el fútbol, calmante de las pasiones, depurador de las malas conciencias, espectáculo artístico de estrategia y táctica, propagador del juego limpio y decente y portador de un mensaje universal de paz y convivencia. El fútbol reúne y une, calma las tormentas y los aborrecimientos, entretiene y suaviza los ánimos y es un sedante sin contraindicaciones. Como el buen humor, puede ayudar a los más encarnizados rivales a declarar una tregua en las contiendas. Volví a sentirlo el sábado cuando veía el impresionante partido por la Champion de Europa, que ganó el Real Madrid legendario.