Columnistas

Abundancia y redistribución

09 de febrero de 2016

El gran reto de nuestras sociedades, en medio de la abundancia de hoy, es lograr que la riqueza se distribuya con equidad para los que intervienen en el proceso. Abundancia sí hay, solo que muy mal distribuida y el actual sistema debe lograr que todas las capas de la sociedad tengan acceso a los medios adecuados para subsistir de manera digna.

En nuestra ciudad nos tendremos que concentrar en ello, porque aquí se genera mucha riqueza pero está mal distribuida. Los que generan esa riqueza podrán preguntarse: “¿Por qué razón pagar más de lo que ya pago si estoy poniendo el capital?”. Creo que la pregunta adecuada, sería: “¿Qué pasa si gano menos de lo que pretendo?”; hay que aclarar que nadie pretende que se produzca a pérdida, sino que se pongan límites razonables a las ganancias, para distribuir con equidad entre los que actúan en toda la cadena de producción. Muchos creen equivocadamente que dejar de ganar (lo que se pretende ganar), es ‘perder’.

Algunas razones de por qué ganar menos, no es ‘perder’:

Es falso que dejar de ganar, o ganar menos, es perder. Si un empresario pretende ganar al final del proceso un porcentaje de 40 y gana 30, tendrá que rebajar un poco su estándar de vida, pero podrá continuar viviendo tan bien como siempre, sin faltarle nada esencial.

Porque ganar sin límite desborda la ambición y crea condiciones de inseguridad y violencia; la ambición desbordada enferma y enceguece al ambicioso, quien pierde la noción de dignidad y decencia.

Porque al permitir que la riqueza producida se distribuya con equidad, se creará un ambiente de seguridad social, que también beneficia al mismo que permitió la distribución equitativa de bienestar.

Además, aquí sumamos un agravante con el que tenemos que lidiar culturalmente: la influencia del narcotráfico les hizo creer a muchos que la vida ideal está atravesada (es un error) por lujos y excesos, y que no necesariamente es exclusiva de los ricos. Entonces, por cualquier medio (no importa que sea ilegal), ellos también quieren tener ese tipo de vida (que ven inalcanzable con sueldos paupérrimos).

Con seguridad que ustedes tendrán muchas razones más. El caso es que las alarmas mundiales están encendidas sobre este tema y los empresarios locales no pueden seguir creyendo que solo las empresas exitosas son las que generan muchas ganancias para los socios inversionistas. Hay que cambiar el chip para entender que las empresas exitosas son aquellas capaces de generar también riqueza digna para todos los demás participantes del proceso de producción.