Al nuevo alcalde
¿Qué especie de animales “inteligentes” somos, tan raros, que sabiendo lo peligroso que es para la salud el ruido excesivo, tan pocos se ocupan de controlarlo y mitigarlo? El problema es que los comerciantes de todas las pelambres, dueños de esta ciudad, están convencidos de que la bulla y el ruido atraen clientes. Así tenemos que padecer ruido dentro de los centros comerciales, el de los venteros de carretilla y megáfono y el de los artistas improvisados que ahora cargan potentes parlantes para amenizar restaurantes desde la calle, y al cliente le toca padecer el ruido del lugar, del vecino y del músico.
Además, están los dueños de negocios de entretenimiento nocturno, incapaces de pensar en el perjuicio a los vecinos, a quienes ven como un estorbo para su actividad. Lugares tan maravillosos para vivir como la plazoleta central de la Villa del Aburrá o Parques del Río, tienen que padecer los espectáculos públicos que cada rato se inventan, maravillosos, sí, pero ¿por qué tienen que usar parlantes del tamaño de un escaparate? ¿Acaso no existe nueva tecnología con parlantes pequeños, direccionados, para que solo escuchen los que están en el evento? ¿Por qué tienen que hacerlo para todo el barrio? Es la misma queja de los vecinos de la calle 10 o del Parque Lleras en El Poblado, de la famosa 45 de Manrique, de la calle 33, de la carrera 70 o los vecinos del Museo El Castillo.
¿Y qué decir durante la Feria de las Flores? La misma Alcaldía se vuelve una fuente insoportable de ruido con los tablados musicales que intentan transformar en pista de baile y diversión 4 o 5 cuadras, sin lograr entender que perjudican los vecinos del sector a quienes no les interesa el evento.
Pero no solo eso. ¿Por qué no existe autoridad capaz de controlar los motociclistas que quitan el silenciador de sus aparatos y pasan por la ciudad estallando alarmas y generando zozobra?
Este tema, del que tanto escribo, lo vuelvo a retomar hoy con la esperanza puesta en la nueva administración de la ciudad; pues las últimas tres fueron un completo fracaso en el control del ruido. Ojalá que alguien, allegado al nuevo alcalde, le haga ver el problema tan grave, del que todos hablan y del que nadie hace nada por controlar.