Alzate, un general sin formalismos
Los compañeros del brigadier general Rubén Alzate Mora coinciden en la manera de describirlo: tipo de buen humor, amigo de ponerse en un nivel más horizontal en el trato con los civiles y, por ello mismo, a veces decidido a despojarse de su uniforme. Estudioso. Entrenado. Líder.
Algunos creen que pudo pecar de ingenuo al acudir tan desarmado al caserío Las Mercedes, a 30 minutos de Quibdó, de donde las Farc se lo llevaron. Así solía moverse por la capital chocoana: sin escolta. En el puerto y el malecón, la gente lo rodeaba. “Llegó el general monito” (por su pinta de rubio, entre tantos afros).
Él sabía a qué iba y qué arriesgaba. ¿Se confió? Tal vez. O solo fue consecuente con su estilo de ejercer liderazgo militar y político, no en el sentido partidista sino de la acción diaria por el bienestar de las comunidades y de la gente.
Hace casi un siglo, los jefes del Ejército Rojo, en China, entendieron pronto varios principios que les daban ventaja y aceptación entre los pobladores. Así le ganaron terreno al Ejército Blanco (el del régimen) y al final los rojos lograron consolidar la revolución.
En sus escritos militares, Mao Tse-Tung advertía la necesidad de tener una oficialidad menos envanecida por las armas y los uniformes. Menos excedida en confianza en la fuerza militar y más orientada a comprender la dirección también política que recae en el Ejército. Había que desintoxicar a los comandantes de los puntos de vista puramente militares. Ello dio lugar a un Ejército verdaderamente popular, querido por el pueblo.
Hay que decir estas cosas para que algunos entiendan, y entendamos, la compleja e inteligente tarea que ha desarrollado el general Alzate en las zonas en las que ha estado. Por ello su participación en el Plan 2038 Chocó, que no se limita a asuntos de seguridad sino que se abre a intervenciones sociales y políticas, vuelvo y digo no partidistas sino como acciones de cambio.
Sin esperar siquiera a que liberen al General, puesta en evidencia su falta de humanismo, ya hay quienes lo están citando para que rinda cuentas en el Congreso. Vaya estrechez mental y política, esa sí de politiqueritos. ¿Le cobrarán que piense, o ser parte de la nueva mentalidad militar que nos trae verdadera tranquilidad?
En aquella casta de militares que estimuló el Ejército Rojo, los oficiales no golpeaban a los soldados. Les daban libertad de reunión y de palabra a sus tropas. “Terminaron las formalidades inútiles”. No asesinaban a los rendidos y eran capaces de recibir a los enemigos disidentes.
Destruyeron “los fundamentos teóricos del punto de vista puramente militar”.
Ahora que el general Alzate vuelva, ojalá se valore la elevada inteligencia con que actúa. No vaya a ser que caiga en las manos y en las críticas de gente que no entiende ni cinco de la paciente labor de un militar integral, que sabe que los triunfos y la paz no dependen solo del proveedor y del gatillo.