Columnistas

¿Apoya la nueva República Bolivariana de Colombia?

29 de septiembre de 2016

Falta poco para acabar con esta zozobra. Todo pasa por las manos de Santos. Desde cuestionamientos a la Corte Suprema hasta movimientos políticos en el Congreso, nombramientos y destituciones, tanto en el sector público como privado, manipulación de la información en varios medios y en algunos parece ser el director, el exceso de publicidad, manejo y ejecución de cuanto programa oficial se lleve a cabo y hasta influencia o casi dominio del sector privado empresarial.

Por algo, como un dictador: dice: “hago lo que me da la gana”.

Las leyes del Estado, que en toda democracia son para cumplimiento de cada ciudadano, aquí solo cobijan a los seguidores de las políticas oficiales. Por ejemplo, el 16 de septiembre, El Tiempo (periódico de sus afectos) publicó: “El presidente Santos aseguró que los que promueven el NO en el plebiscito están engañando a los colombianos...”.

¿Dónde quedó la prohibición para que los funcionarios no participen en política, ni hagan proselitismo a favor de una elección u otra? Paralelamente, en la misma página, en el mismo diario, publican una crítica de los jóvenes de Medellín a Federico Gutiérrez, el alcalde, por mantener en reserva su opinión respecto del plebiscito. Creo que a la luz de la ética, Gutierrez cumple con los mandatos oficiales, mientras Santos los omite. Por algo expresa: “hago lo que me da la gana”. ¿Será cierto aquel rumor según el cual los gobernadores y alcaldes deben hacerle propaganda al Sí, porque de lo contrario no les llegará ningún recurso oficial? A lo cual se debe añadir “Una peligrosa magia verbal”, descrita por Plinio Apuleyo para relativizar todos los numerosos crímenes de la Farc.

Y las censuras están al orden del día, fue sacado del aire: Voces del secuestro, del periodista Herbin Hoyos, después de 20 años en Caracol. Programa que apoyó a cientos de secuestrados y sus familias. Ahora, él tuvo que salir del país por amenazas. También en Teleantioquia eliminaron un programa, después de la entrevista a Paola Holguín. Santos pasará a la historia por dividir el país. Entre los que apoyan el socialismo del siglo XXI y los que votaremos por el No para salvar a Colombia.

Al mismo tiempo, el despilfarro es inmenso en todos los campos, nacionales e internacionales, empezando por los 4 años que vivieron los cabecillas de la Farc e invitados de ellos y del gobierno, en hoteles 5*, con viajes en vuelos privados, etc. De la profusión de enviados oficiales al mundo entero, para ambientar los diálogos, la exagerada publicidad, además, como dice José F. Lafaurie, “el año pasado un funcionario repartió a dedo, entre sus amigos $1.73 billones, el 97 % del presupuesto del agro”, las 31 emisores y las numerosísimas prebendas de distinta índole prometidas a ellos, además del blindaje de 300 camionetas Toyota y Lan Cruiser para cuidarlos. Pero todo es poco, frente al show internacional que se avecina para mostrarle al mundo la firma final de la dolorosa cesión de Colombia.

Santos quiere que todos apoyemos el enredado mamotreto (planificado secretamente desde su primer periodo) cuyo propósito, explícitamente reconocido por la Farc es: “implantar el socialismo y la estrategia es la búsqueda de la paz”. Un SI, con todas sus injusticias, con perdones imperdonables, con dádivas inconmensurables, que implican políticas catastróficas y cambio de nuestra constitución, cuando la economía va mal y numerosas empresas salen del país, hay que reaccionar y votar por el NO para salvar la patria. No queremos ser como Cuba o Venezuela. Santos pasará a la historia por dividir el país, entre los que están por el Sí o el Socialismo del siglo XXI y los que votaremos por el NO para salvar a Colombia.