Columnistas

Apoyo al sector empresarial

18 de abril de 2021

La pandemia del covid-19 ha impactado la sociedad en todos sus niveles. Los efectos económicos, sociales, políticos y emocionales los hemos vivido desde el año pasado y permanecerán por un periodo más de tiempo. Para el sector económico y empresarial, el 2020 fue sin lugar a duda uno de sus peores años, lo que se ha visto reflejado en una disminución del 6,8 % del Producto Interno Bruto, en una tasa de desempleo superior al 15 % y en un déficit del Gobierno que puede llegar a 90 billones de pesos en 2021.

Las microempresas representan más del 80 % del tejido empresarial del país, de ellas el 10 % se declararon en quiebra al finalizar 2020. El impacto del covid-19 sobre la actividad económica de las microempresas y en especial de los micronegocios ha sido uno de los más altos, por lo que son indispensables medidas urgentes para su mitigación. De acuerdo con el Dane, un micronegocio es una unidad económica con máximo nueve personas desarrollando una actividad productiva de bienes o servicios. Este tipo de unidades comprenden desde una pequeña tienda de barrio hasta servicios de consultoría especializada; así mismo, una proporción significativa de los micronegocios puede interpretarse como unidades de subsistencia del sector informal de la economía.

Según los últimos datos de la Encuesta de Micronegocios (EMICRON) publicados por el Dane, al finalizar el 2020 el indicador de micronegocios presentó una contracción del 7,3 %; es decir que se pasó de tener 5,8 millones en 2019 a 5,4 millones en 2020. En total, 427.848 micronegocios fueron cerrados debido a las restricciones impuestas por las cuarentenas del año pasado. Adicionalmente, entre 2019 y 2020, los ingresos de estas unidades económicas disminuyeron en un 26,7 % afectando directamente a las familias más vulnerables del país. Aunque todas las actividades económicas registraron menos ingresos, las tres con reducciones más drásticas fueron las del sector de la construcción, la industria manufacturera, la información y las comunicaciones.

Durante los primeros meses de este año y debido a la emergencia sanitaria del país, en la mayoría de las ciudades han continuado un conjunto de restricciones y medidas que afectan directamente al sector empresarial en medio de un proceso lento de recuperación económica. Según los resultados de la encuesta de Seguimiento y Monitoreo del Impacto del Covid-19 en el Sector Empresarial de Confecámaras, el 90 % de los empresarios no está en la capacidad financiera y productiva para soportar nuevas medidas restrictivas en el 2021. Así mismo, el 52,8 % de los empresarios se verían en la obligación de disminuir su personal ante un nuevo escenario de confinamiento estricto, y de esa cifra, el 38 % despediría a una proporción mayor al 80 % de su capital humano.

Como vemos, un panorama como estos requiere medidas efectivas de recuperación empresarial que permitan mitigar los devastadores efectos del año pasado y sobrellevar los que se han visto durante los primeros meses de 2021. Es fundamental mantener apoyos a la nómina, retomar programas de alivios a deudores, reducir impuestos y proporcionar créditos blandos a los micronegocios y Mipymes, al igual que incrementar todos los esfuerzos para la creación de empleo y la inserción laboral de la población joven que ni estudia ni trabaja (ninis), y que se estima en 4,3 millones de jóvenes colombianos. Todas estas estrategias son claves para avanzar en el proceso de recuperación y reactivación económica que nos conviene a todos como sociedad.

Esta pandemia nos ha traído unos retos enormes que sólo pueden ser afrontados con imaginación, empatía, solidaridad y trabajo en equipo, valores en los que hay que insistir si queremos superar una crisis para la que nadie estaba preparado, pero frente a la cual hay que tomar decisiones inteligentes