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Argentina, ahora a “laburar”

El planeta entero se pregunta qué diantres hacían tantos argentinos en Catar, muchos después de haber empeñado el auto e hipotecado la casa. Muchos sin empleo o después de haberse despedido para irse al Mundial.

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22 de diciembre de 2022

La historia se repite. Corría el año 1998 y miles de argentinos cruzaban el charco empeñando en muchos casos sus vidas para hinchar a la albiceleste en el Mundial. Un campeonato muy similar al vivido en Qatar 24 años después. En aquel entonces, también acudieron Arabia Saudí y Marruecos, acompañados de Túnez, y también España metió una goleada en la fase de grupos (6-1 a Bulgaria) pero también quedó eliminada, al igual que Colombia.

En cuartos se vieron las caras Holanda y Argentina, pero en este caso los australes se fueron para casa tras un agónico partido en Marsella, lo que impidió un cruce en semifinales con Brasil y una hipotética final contra Francia, que pasó por los pelos en octavos ante Paraguay, en cuartos ante Italia y en semis ante Croacia.

Tres años después de aquel desembarco en Francia, los argentinos afrontaban la mayor crisis de su historia, agudizada por la crisis puntocom, el corralito de todos sus ahorros y la emisión de patacones y otras monedas pagaderas ante la devaluación del peso y la fuga masiva de depósitos desde marzo de 2001. El desplome fue tan severo - con una fuga de multinacionales nunca vista a excepción de las españolas, por cierto - que Argentina aún no se ha recuperado de aquella devastación.

El pasado martes más de dos millones de bonaerenses salieron a recibir en torno al Obelisco la copa mundial de fútbol, la única que ha logrado el que para muchos es el mejor jugador de todos los tiempos, aunque esté a años luz de Pelé y de Maradona. El Gobierno, cómo no, dio día feriado al país entero para celebrar los fastos, aunque lo que deberían de haber hecho los argentinos es ponerse a trabajar a toda pastilla. Como mulas.

El planeta entero se pregunta qué diantres hacían tantos argentinos en Qatar, muchos después de haber empeñado el auto e hipotecado la casa. Muchos sin empleo o después de haberse despedido para irse al Mundial.

La apuesta era desde luego cara. Entre 1.339.000 pesos argentinos (7.782 dólares en el mercado oficial) y 1.670.000 pesos argentinos (9.707 dólares) solo en vuelos. A eso había que sumar hospedaje y gastos en el país árabe: en Argentina, casi todo el mundo cobra su salario en pesos, y comprar dólares para ahorrar o gastar en el exterior es casi imposible salvo que se acuda al mercado negro, donde cuestan casi el doble que la inaccesible cotización oficial.

La mayoría ha tirado de tarjeta de crédito para gastar pesos en compras en dólares, en una sola cuota y a un elevado tipo de cambio cargado de impuestos, el llamado ‘dólar Qatar’, establecido por el Gobierno para gastos que superen en total los 300 dólares al mes. El resto, directamente forma parte del 5 % de la clase alta, unos 2,3 millones de personas, con dólares bajo el colchón suficientes para viajar al exterior.

Con un salario mínimo de 57.900 pesos (181 dólares en el mercado ilegal), gran parte de población sobreviviendo con subsidios estatales o trabajos irregulares y una inflación que supera el 90 %, Argentina debería acabar cuanto antes las celebraciones y ponerse ya a la tarea de reconstruir el país. Con toda la sana envidia del mundo, ¡a laburar!