Columnistas

Arroz, consumidores siempre pagan

15 de septiembre de 2017

Según algunos estudios del Banco Mundial y la Ocde, uno de los productos agropecuarios que mayor protección y apoyos ha recibido durante las últimas décadas ha sido el arroz.

Esta situación ha implicado, para los consumidores, como lo establece el BID-Agrimonitor, que el diferencial de precios que han tenido que pagar frente al precio internacional sin distorsiones sea del 50 por ciento, uno de los más altos en Latinoamérica. Algunos estudios muestran, además, cómo estos mayores precios impactan negativamente a los grupos más pobres.

Así, con la promoción del cultivo de arroz en Colombia, que le ha permitido recibir un tratamiento preferencial frente al resto de la producción agropecuaria, se ha terminado beneficiando a los productores y castigando a los hogares, con precios más altos y más pobreza (urbana y rural).

Frente a esto, la pregunta que surge es ¿qué ha pasado, a través del tiempo, con la producción de arroz que no ha permitido que los consumidores colombianos finalmente se beneficien de los apoyos y la protección otorgada a esta actividad?

En un estudio reciente de Fedesarrollo (“Política comercial agrícola: nivel, costos y efectos de la protección en Colombia”) se muestra cómo, en el período 1990-2015, la tendencia de la producción de arroz es decreciente.

Debido al progresivo incremento en el área sembrada, la caída en la producción de arroz ha estado motivada, básicamente, por el debilitamiento de la productividad del país en este rubro.

De otra parte, al considerar la evolución de la producción promedio mundial, se encuentra que la producción nacional de arroz va en contravía de la tendencia al alza que se registra a nivel global, lo que genera una brecha creciente en contra de Colombia.

Por el contrario, al comparar con el área mundial de este cereal, se tiene que la tendencia al alza que presenta el país es contraria a la del promedio mundial y a la de los países líderes, que presentan una ligera tendencia a decrecer.

En lo que tiene que ver con la productividad del arroz, se encuentra que los rendimientos de Colombia, que en los años noventa se ubicaban por encima del promedio mundial, con el tiempo presentan una caída progresiva “al punto que la tendencia creciente de la media global lo supera ligeramente cerrándose así la brecha que favorecía al país”.

Como las importaciones de arroz han sido muy limitadas, el consumo interno de este cereal ha dependido, básicamente, de la oferta nacional.

Dada la tendencia a la baja en la producción de arroz, en consecuencia, el consumo per cápita del mismo ha venido disminuyendo. Esto ha llevado a que, aunque a principios de los noventa el consumo per cápita se ubicaba ligeramente por encima del promedio mundial, “en el periodo 2010-2015 este se encuentra por debajo de dicho promedio y lejos del de los líderes mundiales”.

Estos resultados evidencian que la política arrocera ha generado ineficiencias que pagan los consumidores y los contribuyentes. En la coyuntura actual de excedentes de oferta ¿los consumidores pagarán menores precios? O, para proteger a los arroceros, ¿se exportarán, a pérdida, los excedentes?.