Ayuno, espiritualidad
y moda
El miércoles pasado terminó el Ramadán, la fiesta sagrada de la religión musulmana en la que se ayuna durante 30 días desde el amanecer hasta el atardecer. Todas las religiones contemporáneas comparten la idea del ayuno como una forma de darle prioridad al alma sobre el cuerpo. Por ejemplo, en el mundo cristiano se practica durante la cuaresma, en el judaísmo durante el Yom Kipur, y budistas e hinduistas ayunan a lo largo del año, de acuerdo con las costumbres de sus comunidades. Desde el punto de vista religioso, se ayuna para despertar la conciencia y purificar la mente, se interrumpe una experiencia básica humana para ayudarse a pensar en la propia espiritualidad.
Luego vienen las tendencias. Entre los gurús del estilo de vida sano se habla desde hace un tiempo del ayuno intermitente, que consiste en seguir un patrón de alimentación basado en períodos de abstinencia a lo largo del día. Según dicen, hay estudios que demuestran múltiples beneficios con esta práctica, tales como pérdida de peso, reducción antiinflamatoria, mejora de la salud del corazón o prevención de la diabetes y el cáncer. Una mirada rápida por internet y You Tube permite encontrar cientos de artículos y videos que profundizan en el tema para explicar metodologías más o menos confiables sobre cómo, por qué y para qué ponerlo en práctica. Aunque todo podría resumirse en ese viejo refrán que dice “comer hasta enfermar y ayunar hasta sanar”. El eje central en este caso es el beneficio corporal.
Y por último, la moda más reciente en Silicon Valley: el ayuno de dopamina. Aquí se trata de abstenerse de cualquier experiencia que produzca una sensación de recompensa adictiva. Tal es el caso del uso compulsivo de las tecnologías, la obsesión por los likes en las redes sociales, la comida, las drogas, el sexo, etc. Durante las 24 horas de práctica de este tipo de ayuno sólo se permite caminar, pensar, meditar, tomar agua y escribir un diario. Los seguidores de este ejercicio de desintoxicación aseguran que así consiguen aumentar su capacidad de concentración y su productividad además de recuperar su vida.
Algo habrá en la moderación y la disciplina, en el desarrollo del autocontrol, para que desde tantos ámbitos actuales se siga ejercitando el muy antiguo acto de ayunar. Por tradición o tendencia, con mayor o menor base científica, hay en el ayuno un reto individual que sigue siendo atractivo. Algo que hace parte de esa búsqueda tan humana por demostrarnos qué tan capaces somos de tomar las riendas de nuestra propia vida y dominar los instintos, aunque sea de manera fugaz