Columnistas

BAJO LA SOMBRA DE LOS SAMANES

07 de agosto de 2016

El afiche promocional no podía ser más bonito: La iglesia pintada de costado, como si el pintor viniera de Cristo Rey; las diez en el reloj de la torre; las montañas azules a lo lejos, las verdes encima y las mesitas de los negocios afuera, como nos gusta.

¿Y qué promociona? Un festival folclórico nacional llamado Entre Culturas, que si bien es cierto que en edad está chiquitico, su programación deja verde de la envidia a muchos otros de su estilo.

Y se celebra aquí no más, a dos horas y un derrumbe de Medellín, gracias a una alianza entre la Alcaldía Municipal, la Sociedad de Mejoras Públicas y la Corporación Escuela de Música de Ciudad Bolívar.

Durante tres días (12 al 14 de agosto de este año) en la plaza de C. Bolívar tienen cita veintitrés agrupaciones que entre danzas, canciones, trovas, y narradores de la tradición oral, mostrarán diversas expresiones del folclor nacional para conocer y valorar las expresiones culturales de diferentes zonas del país.

Según la Organización, “este evento es una oportunidad para generar nuevos espacios de esparcimiento y recreación, aprendizaje de nuevas culturales y saberes, motivar a los jóvenes a encontrar en la variedad de ritmos, instrumentos, bailes y sonidos, motivaciones para conformar nuevas manifestaciones artísticas, mejorar la calidad de las actuales y ampliar la forma de pensar y valorar el mundo”. Vale.

Realizar en el Municipio de Ciudad Bolívar, un encuentro de culturas colombianas en cuyo espacio se promueva la adquisición del sentido de pertenencia por las tradiciones y diversidad de las culturas colombianas como un activo fundamental para el desarrollo cultural y turístico de la subregión.

Antioquia es un territorio de fiestas, pero la mayoría sin esencia. Llámense del arriero, de la papa o del retorno, de todas podría hacerse el mismo resumen: borrachos al por mayor, caballos, casi siempre maltratados por algunas bestias que los montan y altavoces que vomitan narcocorridos y reguetones de poca factura durante tres o cuatro días sin parar.

Entre Culturas es diferente. Son diecisiete eventos en los que participan 320 artistas y veintitrés grupos. La programación incluye exposición colectiva de artistas plásticos, talladores de piedra, conciertos de las escuelas de música de varios municipios, música latinoamericana, Mónica y Lucho, Mirabay, Miranda, Son Betuliano y Tierradentro. Hay para todos los gustos, y gratis.

Coja el carro el próximo fin de semana, tome la variante de Caldas, luego la troncal del Café, pase el derrumbe de la Huesera, al que parecemos condenados por siempre, pare en Camilocé, tome tinto con buñuelo, pero solo uno, para que diez minutos después, al mejor estilo camionero, desayune en Albania, no con todos los fierros, sino con todos los chorizos. Y siga derecho que la carretera lo lleva a Entre culturas.

Y cuando llegue se sienta en las mesitas de la plaza y se deja acariciar por la brisa que “baja” del pacífico mientras come empanadas. Son chirriquiticas, crujientes y deliciosas, no deje de probarlas. Luego ajuste con chuzos de mil en el palacio del colesterol, y papa “mugre” de allá mismo. Sabor y aseo garantizados en todos los productos.

Y si le queda tiempo conozca el asilo, la Ermita, la Casa de la Cultura, suba a Cristo Rey y vaya al cementerio. Y así, entre culturas, sonidos, colores, olores y sabores, disfruta una fiesta de tres días bajo la sombra de los samanes. ¡Ay, qué dicha!.