Columnistas

Bajos precios agrícolas

21 de julio de 2017

Las perspectivas agrícolas de la OCDE y la FAO para el período 2017-2026 indican que, luego de los picos de precios de los bienes agrícolas a nivel mundial que se presentaron en la década pasada, hacia adelante dichos precios se pueden mantener en niveles relativamente bajos.

La recuperación que desde finales del siglo XX tuvieron los precios internacionales agropecuarios rompió con la tendencia a la baja que venían presentando desde mediados de los años setenta (cuando se registró un pico histórico) y llevó a que el tema del desarrollo agrícola retornara a la agenda pública de los gobiernos.

Esto significó que el desarrollo de la agricultura y de los territorios rurales recibiera, de nuevo, atención especial no solo por parte de los diferentes gobiernos sino también de las entidades multilaterales.

Desde el punto de vista de la demanda, dos factores fueron claves para que, en la década pasada, los precios agrícolas presentaran una recuperación significativa.

El primero de ellos fue el crecimiento y la diversificación de la demanda de alimentos por parte de las economías desarrolladas y, especialmente, de las naciones emergentes. En estas últimas, la reducción de los niveles de pobreza y la expansión de la clase media generaron mayores demandas por alimentos, amén de que se diversificaron las dietas a favor de bienes de alto valor, como las carnes, los aceites, el pescado, las frutas y las hortalizas.

El segundo factor estuvo asociado al auge de los biocombustibles, lo que conllevó una mayor demanda por algunos cultivos que son fuente de energía. Esto implicó una presión adicional sobre la oferta agrícola.

Según el informe de la OCDE-FAO, “Perspectivas Agrícolas 2017-2026”, en los próximos años se espera “un menor crecimiento de la demanda en varias economías emergentes y un menor impacto de los biocombustibles sobre los mercados”.

En particular, se estima que, por cuenta de los amplios grupos de ingresos bajos que hay alrededor del mundo (y especialmente en las economías emergentes), el crecimiento de la demanda per cápita de carne del próximo decenio sea de solo el 1,0 por ciento, guarismo que contrasta de manera importante con el incremento registrado en la década pasada que fue del 6,0 por ciento.

Por su parte, los estimativos sobre la expansión futura de la producción mundial de biocombustibles indican que se va a presentar una fuerte contracción en la tasa de crecimiento de la misma, pues, para el próximo decenio, se espera que esta sea de solo 17,0 por ciento, cuando en la década anterior fue del 90,0 por ciento.

Se estima, además, que la base del crecimiento de la producción agrícola mundial esté en la mejora de los rendimientos y que el comercio sectorial crezca solo el 2,0 por ciento anual.

Las previsiones agrícolas futuras de la OCDE y la FAO indican que el avance de la agricultura mundial será mucho más lento de lo estimado en los últimos años. Esto debe ser tenido en cuenta por los gobiernos para ajustar sus políticas y estrategias de cara a un futuro menos promisorio para el sector agropecuario.