Bauman y la modernidad líquida
¿Será posible cambiar el mundo solo dar unos cuantos clics? Zygmunt Bauman prefería no hacerse ilusiones y por ello, a esta utópica pretensión la llamó “activismo de sofá”.
Este pensador polaco nacido en 1925, murió el pasado martes 9 de enero.
Decía el diario El País de España que echarán de menos a los “profesores nonagenarios”. Pensadores que dejan este mundo y que han sido testigos de un fuerte cambio de época. Que, con los años bien vividos, tienen la fineza de plantear sabias críticas al hombre que se deslumbra con los cambios acelerados y que por ello pierde cada vez más su capacidad de reflexión.
Bauman, más que hablar de una era posmoderna (decía que no había argumentos históricos para acabar con la modernidad) describía la realidad actual bajo el título de “modernidad líquida”, concepto que definió como la fugacidad y superficialidad que da a veces el tener la información a la mano con solo dar un clic.
El problema, decía, no es la tecnología en sí misma sino el uso que se le da: “Un hacha se puede utilizar para cortar leña o para cortarle la cabeza a alguien”, ejemplificó una vez. Y miraba con preocupación el hecho de que las personas pasen un promedio de siete horas frente a una pantalla, sustituyendo muchas veces la comunicación cara a cara. Esto ha hecho que el hombre viva en dos mundos paralelos. Uno online y otro offline, prefiriendo muchas veces el segundo porque este pareciera ser “una zona fuera de conflictos” donde lo que más nos disgusta lo podemos eliminar con la opción “borrar”.
“En las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable”, dijo Bauman en una entrevista al diario El País.
El problema está cuando nuestra fascinación por lo virtual nos hace perder nuestro contacto con lo real. Cuando aquellas actividades que engrandecen el espíritu como caminar por la ciudad, conversar cara a cara con un amigo van siendo desplazadas por una pantalla que nos ofrece una saturación de información en la que a veces nuestra pobre capacidad de decisión no nos hace escoger lo mejor y hace que nos perdamos en la fugaciad.
Cuando los momentos en familia (no valen aquellos en los que no te despegas del celular) o con un grupo de amigos quedan sustituidos por “comunidades perchero”, como las definió este pensador “de quita y pon”, y que nos están llevando al “fin de la era del compromiso mutuo”.
Modernidad líquida. Un concepto acuñado en 1999, justo en vistas al tercer milenio, en la que, como decía Bauman “nada es sólido. Ni la familia ni la nación ni el empleo. Aquellos acuerdos son pasajeros”.