Columnistas

Café de Colombia, ¿un panorama oscuro?

24 de noviembre de 2017

Por Ana Isabel Loaiza Ramírez
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social, 7° semestre
ana.loaiza@upb.edu.co

Ha llegado la temporada en la que los cafetales colombianos están a punto de dar el fruto representativo del país. Entre octubre y noviembre de cada año ocurre la mayor cosecha cafetera, de la cual dependen más de 500 mil familias. La industria reconoce que no podrá compararse con 2016, debido a que en ese periodo factores como la tasa de cambio, el precio internacional del café y el buen clima contribuyeron a una de las mejores cosechas en los últimos años. Además, los cafetales necesitan un tiempo de recuperación luego de haber sido muy productivos.

No obstante, aparece de nuevo la necesidad de recolectores, que cada año pone en aprietos a los productores. Antioquia, como segundo productor de café a nivel nacional según datos de la Federación Nacional de Cafeteros FNC, presentó en 2016 un déficit de 40.000 caficultores, los cuales eran necesarios para atender a tan enorme cosecha que, de no ser recolectada, se perdería. Pero ¿cómo no hay quién recoja café en un país de tradición cafetera y con calidad de exportación? Y aún más, ¿cómo la cantidad de desempleados no logra contrarrestar este déficit?

Aunque no puede descartarse el aspecto técnico, pues no todas las personas están facultadas para esta labor, no es mi foco esta vez. Además, existen ofertas de capacitación abiertas a los interesados. El problema radica justo en el interés.

La edad promedio del caficultor colombiano es de 55 años, dicha población está envejeciendo. ¿Dónde están aquellos jóvenes pertenecientes a familias cafeteras y por qué no continúan con la tradición? En primer lugar, el panorama en sus territorios es desolador. De acuerdo con la FNC, en 2008 el 70 % de los caficultores vivía en condiciones de pobreza, el 48 % era analfabeta y el 98 % no estaba afiliado a Seguridad Social.

Las oportunidades que ofrece la ciudad son tentativas, especialmente la educación superior. Los gremios agrícolas les deben explicar a los jóvenes que, con capacitación, el campo no es obsoleto sino que puede ser un sitio para materializar los conocimientos que la modernidad ofrece.

Esta crisis de recolectores es un abrebocas del futuro agrario debido al problema de relevo generacional. Es hora de sentarse a tomar varios tintos con los agentes implicados, puesto que impedir que el panorama cafetero se oscurezca es responsabilidad de las instituciones gubernamentales, económicas y de la misma sociedad civil, que muchas veces ignora la realidad de la taza de café que se toma.

*Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
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