Cambia el consumo en China
Diez años en la vida dentro de un país como China equivalen al doble en cualquier otro país, particularmente los de Occidente. La velocidad del cambio en esa sociedad y su adaptación a las novedades del modernismo, en la medida en que su quehacer se va incorporando al estilo de vida y a los negocios del resto del mundo, se va haciendo más sostenida. La firma consultora McKinsey en sus estudios macro y microeconómicos ha comenzado a detectar las transformaciones en áreas muy dinámicas de su acontecer y se han encontrado con significativas tendencias, por ejemplo, en el terreno del consumo. Hay elementos que determinan las transformaciones y tienen que ver con asuntos tales como la independencia de la mujer, la rapidez del envejecimiento de la población, y el aplazamiento que se está dando en hitos de la vida de los ciudadanos como los matrimonios y la llegada de los hijos.
Es así como las prioridades del consumo se han modificado y las empresas productoras de bienes para ese mercado comienzan a orientarse en el sentido de entender hacia dónde se dirigen las preferencias, lo que es esencial para, por ejemplo, construir marcas y desarrollarlas. Los chinos desde tiempos inmemoriales han sido parcos o prudentes en el consumo de bienes no esenciales y se apegan voluntariamente a las marcas que les satisfacen. La política de un solo hijo los ha llevado a ser mas ahorrativos que el resto del mundo. Ese pragmatismo no es el mismo en el interior que en las grandes ciudades. Por ejemplo, la lealtad hacia las marcas es casi inexistente en las ciudades cosmopolitas en las que la competencia consigue alterar patrones de consumo. En el interior resulta muy difícil desplazar un producto que ha tomado un sitio en la preferencia del consumidor.
La inclinación a gastar en lujo o viajes se ha catapultado en la medida en que el ciudadano percibe que sus ingresos pueden mejorar, lo que de hecho ha estado y continuará sucediendo.
Por ejemplo, la categoría de carros que ha crecido más aceleradamente (23 % desde 2011) son los de más alto costo. Los de menor precio han crecido a tasas más modestas (19 %).
Se nota igualmente una mayor inclinación al consumo impulsivo en las personas mayores, lo que estaba desterrado casi completamente en la racional china de antaño. Entre los mayores de 55 años la preferencia por las marcas de productos de alta gama se está haciendo sentir al punto que esta demanda ha crecido 25 % desde el 2015.
A futuro se espera el crecimiento acelerado de las compras por internet, particularmente en los adultos mayores en donde la tasa de crecimiento puede llegar a ser hasta de 40 % hasta el año 2020.
Todo esto lo que indica es que las ventas en China no serán a futuro una cuestión de intuición sino de pragmatismo. Una nueva ciencia está viendo la luz y es la de aprender a entender y a anticipar hacia dónde se moverán las preferencias y la velocidad de cambio de las compras. Con un mercado potencial de más de 1 350 millones de consumidores vale más dar en el blanco con investigaciones serias y no dejarse llevar de la intuición, que es útil en el mundo occidental pero que en China lleva un patrón de expansión radicalmente diferente.