Columnistas

Cartas de amor prestadas

20 de agosto de 2015

Hace un par de semanas leí un artículo en El Tiempo sobre una persona que ante el horror de quedarse sorda le prometió a Dios que si la dejaba volver a escuchar bien pondría sus oídos a disposición de los demás. El milagro se hizo, desde entonces Carolina Calle hace todo lo posible para poner en el papel lo que algunos enamorados no pueden, ella escribe cartas por encargo, les busca solución a los problemas del amor. Tremendo oficio más noble.

Como me suele pasar en la vida, apenas un tema me interesa, al poco tiempo encuentro sin querer algo que se relaciona. No siempre es bueno agotar las búsquedas en Google o en el catálogo de alguna biblioteca, hay temas que uno prefiere que lo sigan hallando a uno.

Fue así como esta semana me topé con las “Cartas de amor” de Cyrano de Bergerac, que no tendrían nada de excepcional, cartas de amor en la literatura hay por montones, de no ser porque justo en el estudio previo del libro, David Felipe Arranz, dice que varias de esas 16 cartas de amor fueron escritas por encargo. Arranz recuerda cómo Edmond Rostand, quien fue el dramaturgo que inmortalizó al espadachín con su drama “Cyrano de Bergerac”, explora la faceta del poeta como escritor de cartas por encargo. Allí, el escritor del Barroco pone su pluma al servicio del cadete Christian de Neuvillette por el secreto amor que el joven profesa a Roxanne.

Las epístolas que leemos en este librito editado por Rey Lear, además de dar muestra de “las dotes creativas y el ingenio del poeta”, agrega Arranz, dejan claro también que estas cartas, en su mayoría, no son más que una exagerada parodia del estilo cortesano, de un modelo renacentista vertebrado por los usos discursivos del amor cortés que ya no son tomados en serio en el Barroco.

Sin embargo, es muy interesante ver cómo Cyrano, además de dedicarle una carta “a una dama pelirroja”, (en aquel entonces los supersticiosos creían que los pelirrojos tenían rasgos diabólicos), dedica otras a la eterna relación entre el amor y la muerte, porque cuando se decide amar, se corre el riesgo de perder, como mínimo, el corazón, pues “es más fácil que vuelvan los cabellos a la cabeza que los corazones a su pecho”. ¡Ay el corazón!, cuántas veces pide el enamorado el de su amada al ver que ahora ella tiene dos y él, a duras penas, puede vivir sin ella como un fiel esclavo.

Definitivamente una carta es el espacio donde nace un universo, después de todo, como bien dijo Cyrano: “¿Alguna vez os imaginasteis, señora, que de una hoja de papel se pudiera formar un fuego tan grande?”.

Posdata: En estos tiempos de afán y angustia, para algunos resulta más importante recibir una carta de amor, así sea por encargo, que enterarse de toda la podredumbre que nos ahoga en Colombia. Una carta de amor, desde luego, puede salvar almas en pena.