CHINA PUEDE PROSPERAR EN LA ERA DE TRUMP
Por YAN XUETONG
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El presidente Trump y el presidente chino, Xi Jinping, están en un aprietos. El lema de Trump es “Hacer grande a América otra vez”, mientras que el lema de Xi es “Gran rejuvenecimiento de la nación china”. Las frases tienen el mismo significado: cada líder sugiere que su país ha declinado y promete que lo restaurará a su posición superior en el mundo. Pero el triunfo de un país se basa en el fracaso del otro. Es un juego de suma cero.
La decisión de Trump de abandonar la Asociación Transpacífica -una propuesta comercial del gobierno de Obama destinada a fortalecer el poder económico de Estados Unidos a costa de China- deja pocas dudas en cuanto a que el presidente cumplirá sus promesas de campaña para impulsar las políticas comerciales estadounidenses. Junto con la conversación telefónica que sostuvo Trump con el líder de Taiwan, Tsai Ing-wen, después de las elecciones, lo cual es una ruptura importante con el protocolo diplomático, podemos esperar una sacudida a las relaciones entre Estados Unidos y China.
Pero mientras una guerra comercial, escaramuzas militares en el Mar del Sur de China o el Estrecho de Taiwan, u otras crisis diplomáticas podrían causar un traspié en el ascenso de China, la era Trump ofrecerá muchas oportunidades para Beijing. China tiene la oportunidad de convertirse en una superpotencia con todas las de la ley si responde a la presidencia de Trump abriéndose más al mundo económica y políticamente.
China ha sido una de las más grandes beneficiarias de la globalización, la cual ha ayudado a cientos de millones de chinos a salir de la pobreza en las últimas tres décadas. Y por más que a Trump le gustaría congelar las fuerzas del libre intercambio, el mundo se seguirá globalizando.
El desmantelamiento de Trump de la Asociación Transpacífica es una oportunidad para que Pekín fortalezca su posición como líder económico de Asia Oriental al reforzar el comercio regional. China es parte en un acuerdo de libre comercio con las naciones del sudeste asiático, y Beijing debería alentar a Corea del Sur y Australia para que se unan a ese pacto. Japón se resiste a formar parte de un grupo comercial que incluye a China, por lo que Beijing debe dejar atrás a Tokio.
El liderazgo chino también debe poner fin a su política de larga data de evitar alianzas formales. A medida que la administración Trump señala que podría ignorar el principio de Beijing de ‘Una sola China’ y tratar a Taiwán como un país independiente, potencialmente sacudiendo los cimientos de las relaciones entre Estados Unidos y China desde 1979, Beijing debe establecer alianzas militares con el mayor número posible de vecinos.
Si China estableciera pactos militares bilaterales significativos con Camboya, Tailandia, Malasia y especialmente Filipinas, los Estados Unidos tendrían más dificultades para unirse a una posible guerra en el estrecho de Taiwán, la cual es una posibilidad muy real dadas las amenazas de Trump al status quo.
Un acuerdo comercial de Asia Oriental y una serie de nuevas alianzas formales ayudaría a Beijing a tomar la posición de líder de Asia Oriental y hacer más segura a la región.
Las tendencias antidemocráticas en el ámbito doméstico, junto con sus amenazas de construir un muro a lo largo de la frontera de Estados Unidos con Méjico, ofrecen a China otra oportunidad en política de inmigración.
Un giro intolerante en los Estados Unidos podría llevar a que los estadounidenses con talento busquen carreras en el extranjero, mientras que los trabajadores calificados en todo el mundo pueden comenzar a buscar en algún lugar que no sea Estados Unidos para hacer una vida mejor. Adoptando una política más abierta hacia los inmigrantes, China podría expandir su economía mejorando su posición moral a nivel global.
En el frente bilateral, una guerra comercial entre China y Estados Unidos parece probable bajo Trump.
Hay señas de que el liderazgo chino ya se está moviendo para llenar el vacío de liderazgo que se está creando bajo la presidencia de Trump. China también está en posición de adoptar un papel de liderazgo en política ambiental, dada la hostilidad de Trump hacia los acuerdos climáticos.
Las relaciones entre China y los Estados Unidos inevitablemente se deteriorarán con Trump a la cabeza.