China ya no presta
China jugó un papel crucial en la recuperación de la economía mundial después de la crisis financiera de 2008, sin embargo, en esta ocasión con la crisis mundial por la pandemia, hay señales de un accionar diferente, en el cual el país asiático reducirá su compromiso internacional de manera gradual durante los próximos años.
Grave. Esa decisión de China va a traer graves problemas en la órbita financiera, porque desde que comenzó el nuevo siglo el gobierno chino y sus bancos estatales habían prestado grandes cantidades de dinero a los gobiernos de países de ingresos medios y bajos. De hecho, China es el mayor prestamista oficial del mundo y una reducción de su exposición va a traer consecuencias importantes.
Se estima que existen unos 2000 contratos de deuda chinos al exterior que, por cierto, son opacos a pesar de los requerimientos de la OECD para que esa situación se modifique y haya transparencia. De ahí que una revisión de un grupo de autores del Peterson Institute for International Economics (Gelpern et al, How China Lends. A rare look into 100 debt contracts with foreign governments) de 100 contratos de deuda, sirvió para desentrañar cómo están escritos y qué términos y condiciones contienen.
La muestra no es muy grande, pero es suficiente para ilustrar que los contratos chinos son estandarizados. No hay variaciones significativas para los países beneficiarios de los préstamos, ni por regiones ni por nivel de ingresos. Además, si bien los contratos examinados revelan las características financieras convencionales de los préstamos (principal, intereses, moneda, madurez, plan de amortización, colateral y garantías), también aparecen unas particularidades claves, como prioridades, posibilidades de no pago y sus consecuencias, reaseguros para garantizar los pagos y cláusulas de confidencialidad.
Esos rasgos particulares de los contratos de deuda soberana con China sugieren que han sido adaptados para manejar los riesgos de reembolso, en situaciones en que puedan existir unas condiciones poco propicias para hacer que los contratos se cumplan. Los bancos estatales chinos utilizan instrumentos legales y de ingeniería financiera para proteger sus inversiones y garantizar su liderazgo, sobre sus competidores prestamistas.
A pesar de las precauciones, los desafíos para recuperar deuda se han multiplicado con la pandemia. Las dificultades de pago y las renegociaciones de la deuda han allanado el camino para una lenta disminución de los préstamos al exterior de China en los próximos años acompañada de una estrategia de préstamos más selectiva.
China está haciendo cambios profundos a mediano y largo plazo en su economía, por un cambio de prioridades en el cual adquiere mayor importancia la demanda interna, la necesidad de acelerar el crecimiento económico y de reducir la deuda interna. La inversión extranjera china tiene entonces una alta probabilidad de reducirse, para enfocar los recursos a los objetivos económicos nacionales.
La situación afecta a varios países de África (Etiopía, Zambia, Kenia, Angola, entre otros) y de América Latina (Ecuador, Venezuela, Brasil y Argentina), que van a enfrentar una profunda brecha de financiación por el retiro de los recursos chinos y van a tener que buscar fondos en otras partes para refinanciarse. Los elevados niveles de deuda con otros prestamistas internacionales oficiales y los altos costos de endeudamiento, hacen que compensar los recursos chinos sea una difícil. Otra secuela de la pandemia .