Cien días y el recreo se acabó
Por NORMAN MESA LOPERA
Universidad Católica del Oriente
Facultad Com. Social, 7°semestre
norman.mesa@gmail.com
Los recién posesionados alcaldes y gobernadores cumplieron los primeros 100 días del ejercicio público, y entonces el país político analizará su despegue. Claro, aún no es hora de balances, pues con tan solo el 6.8 % del tiempo pactado para orientar las entidades territoriales, cualquier atisbo de juzgamiento, resulta cuando menos carente de objetividad.
Hay un extraño comportamiento entre quienes llegan a esos cargos ungidos por el pueblo, de ordenar que cualquier logo, lema, color, figura y demás que se parezca a su antecesor, quede borrado. Es una manera de decirles a sus gobernados que la historia de ese municipio, de ese departamento se parte en dos a partir de su llegada a ese cargo. Culto al ego, creemos algunos.
Muchos olvidan que las obligaciones del “pequeño estado” que les correspondió administrar, no han cambiado, y que los recursos tampoco han de presentar variaciones significativas como para autoproclamarse “mesías” del territorio.
Recurrir al ingenio y talante para buscar financiación en otras entidades públicas y privadas como para pensar que las promesas de campaña puedan materializarse, es a partir de ahora el gran paso. Echarle el agua sucia a la administración anterior por no haber dejado recursos es -como se dice coloquialmente- buscar la fiebre en las sábanas.
De la magia que se vivió meses antes, ahora la gente está a la espera de que se conozcan hechos reales, de que la seguridad sí mejore, de que los hospitales atiendan mejor a los usuarios, de que la gestión de las oficinas de planeación sea más oportuna, de que a la niñez sí se le eduque con calidad, de que los recursos no se dilapiden, y por sobre todo, que el pueblo perciba al gobernante, cercano y respetuoso con el pueblo entero, el que votó por él, y el que lo hizo por otra opción, pero además que sea digno representante en escenarios distintos.
Alcaldes y gobernadores, a trabajar se dijo, pues el tiempo de recreo se acabó . n
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