Columnistas

Colombia: Con orgullo y sin prejuicio

28 de agosto de 2018

Por Catalina Córdoba Durán
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social, 4° semestre catalina.cordobad@upb.edu.co

Por estos días está circulando en las redes el video de una conversación entre dos personas, una extranjera y otra colombiana en donde la primera hace alusión a Medellín con Pablo Escobar a lo que el paisa le responde con diversos ejemplos y mencionando a muchas personas famosas de Colombia en varios ámbitos diferentes al narcotráfico como musical, literatura, etc. Al final la conclusión es que si el extranjero era un drogadicto porque fue por lo único que preguntó, cuando en este país estamos llenos de riquezas.

Este video me llegó muchísimo porque cuando estuve en Brasil me tocó vivir una situación parecida, en donde un brasilero me preguntó que si por ser de Medellín yo fumaba, a lo que respondí que no, pero este siguió preguntando y ante su insistencia opté por irme del lugar.

La verdad este fue un hecho lamentable ya que soy la primera persona que cuando pisa tierra extranjera se encarga de borrar los estigmas que se tengan sobre Colombia. Sé que es algo muy difícil ya que lastimosamente la historia la están repitiendo siempre, y que las narconovelas de algunos canales y de Netflix no permiten que avancemos dejando a un lado ese cuento que ya está viejo.

No soy solo yo, porque hasta J. Balvin lo dijo en una publicación de Instagram: “Yo como colombiano de Medellín pues no comparto la película”, refiriéndose a los malos términos en que algunos exponentes del género urbano se refieren a la ciudad. Y así como este artista y mi persona, hay muchas personas que se cansaron de ir a otro país y que nos sigan tachando de drogadictos.

Cuando volví de Brasil una de las personas que conocí me dijo que gracias a mi actitud de todo terreno, de estar sonriendo todo el tiempo, de solidaridad con los brasileños y demás cosas, él había cambiado su percepción de Colombia y de la gente de este país.

Y es que si pudiera proponer algo es que dejáramos a Colombia en alto, hablando bien y sintiéndonos orgullosos de ser parte de un pueblo que dejó cincuenta años de violencia atrás y que va en camino al cambio y la aceptación, al fin y al cabo ya suficiente tenemos con todo lo que nos tiramos entre nosotros mismos como para seguir hablando mal de nuestra cuna.

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