Columnistas

Colombia, te quiero

14 de mayo de 2018

Por Pamela Viera Bahoque
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social, 9° semestre
pamela.viera@upb.edu.co

¿Cómo hace uno para tener las injusticias ante los ojos y tener que volver a vendarlos? ¿Cómo hace uno para sentirse colombiano en un país donde un campesino no es tan colombiano, y el Gran Colombiano se disfraza de campesino?

Un día, en alguna clase universitaria, una docente nos hizo una pregunta: ¿qué los indigna? Tómese un minuto y respóndase. Me entristecieron las respuestas, y me alegraron. Los imperfectos de Colombia empezaron a salir a flote, nunca nadie mencionó alguna situación que no implicara el desorden social del país, y por eso sabía que en algún lugar del mundo y frente a mí, tenía personas que sentían en conjunto por su territorio.

El común denominador en las respuestas fue: injusticia. El margen de error era la indiferencia y la desigualdad, pero al final todo apuntaba al mismo desastre. No, no quiero decir que estaba rodeada de líderes sociales que iban a cambiar el mundo. Lo que entendí en ese momento fue que todos estábamos compartiendo un territorio que nos indignaba por la misma razón.

Sentada en ese salón entendí que todos, desde nuestras realidades, podíamos sentir en conjunto, podíamos ser un país. Sé que, si en ese momento contaba la historia de Don José y su guitarra sobreviviendo en el barrio Manila, nadie la creería. Esa no sería más que una parte mala de novela, un cuento rebuscado para victimizar a los campesinos.

Ya vimos que no es una novela, ni un cuento y mucho menos un invento mío. Hoy quisiera hacerle la misma pregunta a esa mujer que se negó a disfrutar de la presencia de Don José en su respetado restaurante: señora, ¿y a usted qué la indigna? A ella la indigna tener en frente las manos que en algún momento cosecharon el alimento que ella hoy disfruta, la indigna la música, la sabiduría de los ancianos y la solidaridad de las personas. La verdad, creo que el último lugar donde quisiera ver a Don José es sentado en ese restaurante. Lo quiero con su guitarra, sus hijos y su tierra, no en Manila y con tanta tristeza en los ojos.

*Taller de Opinión es un proyecto de
El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades
e instituciones vinculadas con el proyecto.