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CÓMO ASEGURAR QUE EL ACUERDO NUCLEAR DE IRÁN SOBREVIVIRÁ

22 de octubre de 2016

Por ARIANE TABATABAI
redaccion@elcolombiano.com.co

Con cada debate presidencial este año, a los americanos se les recuerda que el acuerdo nuclear con Irán sigue siendo tan controversial como siempre. Los iraníes también están observando las elecciones, temiendo las posibles consecuencias para el acuerdo, y para el futuro de su país.

Con solo tres meses antes de que la administración Obama deje la presidencia, Estados Unidos e Irán tienen que trabajar rápidamente para fortalecer las bases del acuerdo y asegurar que la mejora en relaciones que tuvo lugar en el transcurso de la presidencia de Obama sobreviva.

Ambos nominados presidenciales probablemente aumentarán la presión sobre Teherán, pero difieren en cuanto al acuerdo nuclear. Donald J. Trump lo ha denunciado como “uno de los peores acuerdos jamás negociados”. Hillary Clinton, por otro lado, jugó un papel en forjarlo y ha prometido continuar su implementación. Pero también ha prometido ser dura con Irán por su programa de misiles balísticos y su apoyo al terrorismo.

Irán también se está preparando para elecciones presidenciales, programadas para mayo. Los contendientes aún no han anunciado sus candidaturas, pero es probable que el presidente Hassan Rouhani, un moderado, enfrente duros contrincantes conservadores, algunos quienes se opusieron a negociaciones con los americanos y creen que él ofreció demasiadas concesiones. Sus rivales dicen que el acuerdo no le ofrece a Irán beneficios tangibles, aunque sanciones han sido levantadas, la economía no se ha recuperado.

Con este panorama, el acuerdo nuclear entrará en el segundo año de implementación en el 2017.

Pero incluso ahora, hay muchos retos para las relaciones americano-israelíes. Irán ha puesto a prueba a los Estados Unidos arrestando a ciudadanos americanos, continuando con su programa de misiles balísticos y desarrollando ciberataques contra intereses americanos. Por su parte, el Congreso de los Estados Unidos ha puesto obstáculos en el camino de la implementación del acuerdo, como tratar de demorar la venta de aeronaves civiles a Irán.

Pero gracias a los canales abiertos de comunicación entre Washington y Teherán, nada ha desviado al acuerdo nuclear todavía.

El secretario de Estado John Kerry y el ministro de relaciones exteriores Javad Zarif, de Irán, han desarrollado una buena relación de trabajo. En enero, la comunicación entre los dos llevó a la rápida liberación de marineros americanos quienes fueron detenidos después de entrar en aguas iraníes. Pero si estos diálogos no son sostenidos, un traspié puede convertirse en una crisis más grande, hasta deshacer la mejora en relaciones, y el acuerdo nuclear.

Para protegerlos, los Estados Unidos e Irán deberían institucionalizar su relación. El Departamento de Estado y la Cancillería de Irán deben tener conversaciones no solo en los niveles más altos, sino a través de su cuerpo diplomático.

Otro canal de comunicación clave ha sido entre el secretario de Energía Ernest Moniz y Ali Akbar Salehi, el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán. Pero esto también estará en peligro cuando Moniz deje su cargo. Salehi seguirá siendo un jugador importante, pero no hay garantía de que disfrutará de vínculos amistosos con el siguiente secretario de energía. Es por eso que Estados Unidos e Irán deberían trabajar ahora para establecer contacto entre sus oficiales de más bajo nivel y expertos técnicos, incluyendo entre laboratorios americanos y sus contrapartes iraníes.

Estos pasos ayudarán a que ambos países identifiquen, aclaren y den manejo a asuntos contenciosos antes de que estos se conviertan en crisis. Muchos de estos retos tienen origen en política doméstica, así que ambos lados tienen que poder explicar estas presiones domésticas uno a otro. Esto permitirá que las dos capitales mejor entiendan y expliquen estos retos en casa.

Esto, a su vez, permitirá que Washington y Teherán fortalezcan las bases del acuerdo nuclear y aseguren su longevidad. Sin formalizar estas relaciones y asegurarse de que pueden sobrevivir cambios en el gobierno, el acuerdo no producirá el efecto óptimo que cada lado busca: permitir que la economía de Irán se recupere al tiempo que asegura que Irán no obtendrá un arma nuclear.