Coraje Social
La palabra coraje viene del latín, y significa “tener corazón”. O sea, es ofrecer todo el pecho a la incertidumbre, al peligro, al dolor. Es la firme disposición al sacrificio.
Pensé en el significado original de la palabra coraje ayer mientras veía el desgarrador testimonio de la profesora Christine Blasey Ford frente al Comité de Justicia del Senado de los Estados Unidos. Blasey declaró que Brett Kavanaugh, juez nominado por Donald Trump para el Tribunal Supremo, la agredió sexualmente hace 36 años, cuando ambos eran adolescentes. “Me tumbaron en la cama y Brett se subió encima de mí. Grité”, empezó a relatar la mujer con la voz quebrada. Para ahogar sus gritos, continuó, Kavanaugh le tapó la boca con una mano, mientras trataba de desvestirla con la otra. “Me costaba respirar y temí que Brett me matase accidentalmente”, dijo. “¿Qué es lo que más recuerda de ese día?”, le preguntó un senador demócrata. Conmovida respondió: “Las risas, cómo se reían de mí, eran dos amigos pasándoselo bien juntos”. Aseguró que el ataque la ha marcado toda su vida. “¿Está segura de que se trataba del juez Kavanaugh?” “Al 100%”, respondió.
Desde que la profesora Blasey Ford decidió hacer pública su experiencia, además de recibir la solidaridad de miles y miles de mujeres y hombres alrededor de los Estados Unidos, también ha sido objeto de matoneo en las redes sociales. Recibió amenazas de muerte, hasta el punto de que, junto a su esposo y a sus dos hijos, tuvieron que abandonar su casa y tener un esquema de seguridad. A quienes le pidieron explicar las razones por las cuales eligió hacer pública su experiencia, Blasey Ford dijo simplemente, “porque es mi deber cívico”. No fueron exageradas las palabras del senador Corey Booker quien la definió como a una heroína. Los republicanos se negaron a pedirle al FBI que abriera una investigación por las acusaciones de Blasey Ford, y que llamara a testificar bajo juramento al amigo del juez Kavanaugh que participó en el evento. Dada no solamente su traumática experiencia, sino también las condiciones bajo las cuales la relató públicamente, ella encarna un extraordinario coraje social.
Es este coraje social que tenemos que desarrollar y vivir hoy en nuestras sociedades tan polarizadas. Es un coraje, como me dijo en estos días John Paul Lederach, que nos abre los ojos frente a las prácticas deshumanizantes que nuestra misma comunidad puede perpetrar, y nos impulsa a actuar para corregirlas. Volver a ser humanos, conectarnos nuevamente con nuestro corazón, y abrirlo, para conectarnos con los demás, es hoy una prioridad. Para lograr eso, tenemos que ser conscientes de nuestras prácticas deshumanizantes, que se dan cada vez que hacemos del otro un objeto, cuando no respetamos su diversidad, cuando negamos sus derechos, cuando lo ridiculizamos. Porque el “otro” comparte nuestra misma humanidad. El coraje social nace cuando en lugar de callarnos hablamos y estamos dispuestos a arriesgar nuestra popularidad y aceptación entre los círculos a los cuales pertenecemos, para expresar nuestro desacuerdo. Es una práctica difícil, que cuesta, especialmente hoy en día. Blasey Ford nos recordó que este coraje social es posible y necesario.