De boca en boca
El fin está cerca... ¡otra vez!
The Pew Research Center, organización dedicada al análisis de medios y opinión pública, con sede en Washington, publicó el informe ‘State of the News Media’. Dicho estudio señala que, entre 1994 y 2014, se perdieron 20.000 puestos de trabajo en las redacciones de los periódicos de Estados Unidos.
Un nuevo Apocalipsis, digno de nuestra época.
El cine dizque iba a matar a la fotografía, la televisión a la radio, el Kindle al libro, las redes sociales a la prensa... Y el presagio fatal de moda: un par de pulgares hiper-kinéticos sobre la pantalla del celular sepultarán la conversación.
En pleno siglo XXI, ¿a quién se le ocurre convocar gente solo para conversar (con el movimiento de los labios y la lengua para emitir sonidos y articular palabras acompañándolas de gestos, mirando a la cara, dándole sentido al mundo)?
En 1960, Pierre F. Goodrich, un abogado de Indianápolis, creó la Liberty Fund con el propósito de “fortalecer un entendimiento más profundo de los requisitos para restaurar y preservar el ideal de una sociedad de individuos libres y responsables”.
Goodrich estaba convencido de que “la educación es una responsabilidad de por vida de cada individuo”, para lo cual es absolutamente indispensable conversar: “Una sociedad libre requiere un diálogo sobre las grandes ideas de la civilización”.
Desde hace 56 años, la Liberty Fund organiza coloquios en varios países de América y Europa (apenas comienza en Asia). No se trata del coloquio tradicional para académicos, con ponencias formales al ritmo de los pies de página sino de conversaciones tan delimitadas como fluidas, “encerronas” (al estilo de una concentración deportiva) orientadas por una temática o un autor determinado.
Medellín acaba de ser la sede del más reciente coloquio de la Liberty Fund sobre la obra del pensador vienés Friedrich Hayek.
Estos encuentros acogen la pluralidad como su principal virtud; por eso convocan a hombres y mujeres de diversos orígenes (geográficos, étnicos y religiosos) y distintas edades y disciplinas (economistas, abogados, comunicadores sociales, filósofos, escritores, etcétera), para conversar. Guiados por una moderación estricta –¡casi militar!– el diálogo se transforma en cultura en movimiento.
En una época en la cual todo tiende a desembocar en un producto tangible o bien material, las reuniones de esta organización solo buscan generar pensamiento. Intercambio. Ideas. Y, por qué no, incomodar a sus invitados.
“La inteligencia tiene modos instintivos de defenderse [...] las exposiciones orales por radio y la cátedra, que no desaparecerá, son medios para mantener una tradición literaria, científica, de análisis político [...] Lo que estamos haciendo aquí, tú y yo, es eso: manteniendo la cultura”, dijo en su última entrevista Antonio Panesso Robledo.
La Liberty Fund encarna un modelo de difusión de ideas que rebasa el criterio liberal. Un reto para las sociedades que se ufanan de ser libres.
Propiciar conversaciones para recuperar y darle un nuevo aire a las ideas inspiradoras y revolucionarias de la Humanidad (en especial, la libertad): un modelo digno de réplica.