Columnistas

Dejen de gastar el potencial hidroeléctrico americano

15 de enero de 2016

El Presidente Obama ha descrito el cambio climático como uno de los retos más grandes que enfrenta nuestro país y ha dicho que está abierto a nuevas ideas para manejarlo. Puede empezar por apoyar legislación para aumentar la capacidad hidroenergética del país, uno de nuestros vitales recursos renovables de energía.

La energía hidroeléctrica utiliza el flujo de agua para generar energía eléctrica. Actualmente produce un seis por ciento de la energía eléctrica de la nación y casi la mitad de su energía renovable, más que el viento y la energía solar combinados. Esta es suficiente electricidad para suministrar a 30 millones de hogares y, según el Departamento de Energía, evitar unos 200 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono cada año. Eso es equivalente a remover 40 millones de carros de la calle por un año.

Pero podríamos estar haciendo mucho más para utilizar el enorme potencial de energía hidroeléctrica, incluso sin construir nuevas represas.

Por ejemplo, solo el tres por ciento de las 80.000 represas de la nación ahora producen energía. Electrizar a solo los 100 embalses principales, para empezar esclusas y represas en los ríos Ohio, Mississippi, Alabama y Arkansas que son operados por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, generaría suficiente energía eléctrica para casi tres millones más de hogares y crearía miles de empleos.

Y actualizar y modernizar las turbinas en represas de energía hidroeléctrica existentes podría proporcionar una cantidad similar de capacidad generadora de nueva energía.

A pesar de los beneficios de esta tecnología, el desarrollo de energía hidroeléctrica americano se ha estancado debido a los trámites burocráticos del gobierno y la oposición ambiental. Menos capacidad ha sido añadida cada década desde los años 70, incluso mientras nuestra infraestructura envejece. La mitad de nuestras plantas usan turbinas u otro tipo de equipo grande diseñado e instalado hace más de 50 años.

En el centro del problema está un proceso federal averiado de licenciamiento que ha creado una vía traslapada innavegable para proyectos de energía hidroeléctrica. Aunque las revisiones ambientales obligatorias tienen que ser estrictas para proteger vías navegables y la vida salvaje, los burócratas federales insisten en procesos replicativos y secuenciales que agravan la incertidumbre regulatoria, demoran aprobaciones y elevan costos al consumidor.

Sumado a los obstáculos están los grupos ambientales que dicen adherirse a la ciencia sólida pero tienen visiones increíblemente anticuadas en cuanto a la energía hidroeléctrica y sus beneficios.

Sume todo esto, y ahora podría demorarse más de una década para renovar la licencia de una represa de energía hidroeléctrica existente. Para los clientes californianos de Pacific Gas & Electric, los costos de renovación de licencia han subido hasta a $50 millones por represa, todo por el privilegio de seguir operando un proyecto existente de energía renovable.

Afortunadamente, el Congreso ha intervenido para que el desarrollo de energía hidroeléctrica siga por buen camino.

Pero aunque el Congreso ha elegido liderar en este importante asunto, Obama ha amenazado con vetar el proyecto de la Cámara, diciendo que esto menospreciaría salvaguardias ambientales. El reto es encontrar la manera de traer a agencias estatales y federales a la mesa con los aplicantes en el principio del proceso para que puedan identificar problemas potenciales y coordinar revisiones ambientales. La legislación no cambiaría la autoridad de agencias federales para imponer condiciones ambientales.

Hay mucho más que podemos hacer. Actualizar las represas existentes es solo una de las aproximaciones que tienen gran promesa. Coordinar proyectos de energía hidroeléctrica a nivel regional tal vez permitirá otorgar permisos de manera más oportuna y ofrecer mejores oportunidades para la mitigación ambiental. También hay tremendo potencial para la generación de electricidad utilizando nuevas tecnologías hidromecánicas marinas que convierten la energía de las olas, mareas y corrientes de ríos y océanos en energía eléctrica. Y es importante reconocer el inmenso, inexplorado potencial de energía hidroeléctrica en Alaska.

Con la energía hidroeléctrica, el Congreso ha dado al presidente una oportunidad para manejar el cambio climático y “cerrar la brecha” entre partidos. Si está hablando en serio acerca del uso de energía limpia y renovable, por fin debería dar a la energía hidroeléctrica la atención que merece en su último año.