Desigualdades intolerables
Cuando se habla de igualdad en términos económicos no se pretende que se busque una igualdad total en todos los resultados. De hecho en todos los sistemas económicos existen diferencias en recompensas económicas que pueden ser justificables. Lo que si resulta injustificable es que las desigualdades sean excesivas e intolerables.
En las más recientes mediciones sobre desigualdad y pobreza se ha demostrado que Colombia, Namibia y Sudáfrica están entre los países con mayores niveles de desigualdad, con coeficientes de Gini sobre 0.60, mientras que en Escandinavia y los países de Europa central estos coeficientes son cercanos a 0.30.
Colombia ha tenido cierto éxito en su crecimiento económico en la última década, se ha insertado en los circuitos de la globalización, la clase media ha crecido, se han mejorado las condiciones de seguridad con la negociación del acuerdo de paz con las Farc; sin embargo, no se han cumplido las promesas de igualdad social ni se ha mejorado la distribución del ingreso. De acuerdo con el Índice de Pobreza Multidimensional del Dane de 2017, en Colombia 8,3 millones de personas eran pobres.
La desigualdad es un problema histórico. Desde la Colonia se produjo una alta concentración de la propiedad de la tierra que generó una profunda desigualdad en la distribución de la renta, la cual se amplió con el paso de los siglos mediante el uso instrumental del poder político hecho por las élites para mantener su dominación. En el siglo veinte se incrementó la utilización de la violencia en el proceso de concentración de la propiedad de la tierra. En la década del cuarenta, los grandes terratenientes bloquearon la idea de la “función social de la propiedad agraria” y, mediante el asesinato de pequeños propietarios, campesinos y colonos, aumentaron la concentración de la propiedad de la tierra. Esto mismo sucedió con la reforma rural propuesta en la Ley 135 de 1961, y se repitió con el proyecto paramilitar del despojo de las tierras de los campesinos de inicios de este siglo.
Los factores que hacen de Colombia uno de los países más desiguales del mundo son: el modelo colonizador que consagró un desigual acceso a la propiedad de la tierra y al capital en general; los bajos impuestos al latifundio y al capital industrial y financiero; el desigual acceso a la educación (hay dos sistemas educativos: uno para los pobres y otro para los ricos); la profunda corrupción en el sector público y privado; etc.
Colombia, que ha tenido un crecimiento económico importante en los últimos años, puede permitirse hacer reformas para dejar atrás los extremos niveles de pobreza. Es necesario que el Estado se ocupe de las condiciones sociales de la libertad, es decir, debe implementar y fomentar la creación de condiciones sociales y políticas para que todos los miembros de la sociedad puedan desarrollar en forma adecuada sus capacidades. Ojo, esto no supone que se deba proponer un igualitarismo en la esfera de la economía, pero si supone entender que el salario mínimo es ridículamente bajo. Una miseria.