Diferenciales de precios
Los gobiernos utilizan diversos instrumentos de la política para impulsar el desarrollo de sus agriculturas. Aunque estas intervenciones afectan principalmente los precios relativos de los bienes y los factores que se usan en los procesos productivos, también impactan los precios que pagan los consumidores.
Hay países, como Japón o Corea del Sur, que estimulan sus reducidas agriculturas con altas intervenciones que afectan el precio al productor y, por consiguiente, el precio al consumidor final.
Según los cálculos de la Ocde, el diferencial de precios entre lo que reciben los agricultores de estas dos naciones y el correspondiente precio internacional es de casi el 100 por ciento, es decir, son de los más altos en el planeta. En estos casos las intervenciones se justifican por la necesidad que tienen los gobiernos de asegurar un nivel mínimo de abastecimiento alimentario.
Para ilustrar los efectos que las intervenciones agrícolas tienen sobre los precios internos, el BID, a través de Agromonitor, indica cómo es la situación en algunos países latinoamericanos. Hasta ahora se han divulgado los casos de tres productos: el pollo, la carne vacuna y el azúcar.
Para el pollo se encuentra que hay países, como Brasil, en los que los precios internos son iguales a los internacionales. También hay casos en los que el precio interno está por debajo del internacional (26 por ciento), como ocurre en Bolivia.
Pero en la mayoría de las naciones, las intervenciones hacen que los consumidores paguen precios muy superiores a los internacionales. Estos diferenciales van desde un 6,0 y 9,0 por ciento en Argentina y Perú, hasta un 153 y un 327 por ciento en República Dominicana y Jamaica, respectivamente. En Colombia, el diferencial es de 56 por ciento.
En el caso del azúcar, los diferenciales no son tan extremos como en el del pollo. Así, en República Dominicana y Bolivia los precios están por debajo del internacional en proporciones del 20 y el 3,0 por ciento, respectivamente. En Brasil, el precio interno es igual al internacional. En otras naciones, como Colombia y Perú, los consumidores pagan diferenciales positivos de 32 y 34 por ciento. El mayor costo al consumidor se registra en Jamaica (95 por ciento).
En un gran número de naciones latinoamericanas el precio interno de la carne de res está por debajo del internacional. En Colombia, el precio interno excede al internacional en solo el 6,0 por ciento.
Al igual que en Brasil, en Nueva Zelanda, Chile y Australia las intervenciones agrícolas que se aplican no generan diferencial alguno entre los precios agrícolas internos y los vigentes en los mercados mundiales.
Estos cuatro países comparten entre sí una característica especial y es que sus sectores agrícolas son dinámicos y eficientes y altamente exitosos a nivel internacional.
Ello pone de presente que, contrario a la tesis que sostienen algunos sectores de la sociedad y gremios agropecuarios, para tener una agricultura dinámica y exitosa no necesariamente hay que recurrir a altos niveles de protección ni a medidas distorsionantes e inequitativas que terminan pagando, como es el caso de Colombia, los consumidores urbanos y rurales.