Columnistas

Divorciados mas no excomulgados

11 de agosto de 2015

La semana pasada varios medios de comunicación contaron como novedad el hecho de que el Papa dijera en su última audiencia que los divorciados vueltos a casar no estaban excomulgados. “El pontífice ha logrado que la Iglesia estudie con detenimiento cuestiones polémicas”, tituló la agencia Efe de noticias.

¿Se trata de un nuevo dogma de fe? Para esclarecer estas palabras es importante primero saber qué se entiende por excomunión: “La pena que excluye al reo de delito de la comunión con la Iglesia”, según dice el Código de Derecho Canónico. La Iglesia nunca ha considerado el divorcio un delito y por lo tanto, tampoco ha buscado expulsar a quienes incurren en él. Por ello dice que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados. Pueden estar en la Iglesia sin recibir la comunión.

Desde el pasado 17 de diciembre el pontífice ha dedicado sus catequesis semanales a la familia. Y el miércoles pasado el tema fue el divorcio.

Sin dejar de un lado la sacralidad del matrimonio ni cuestionar su carácter indisoluble, Francisco resaltó que en aquellos casos en los que el matrimonio ha sufrido un daño irreversible, la Iglesia “viene siempre de un corazón de madre; un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas”.

Esta audiencia me hizo recordar el caso de una mujer divorciada, que muy afligida me contó que el grupo católico al que pertenecía le había dado la espalda por la decisión que había tomado, luego de haber intentado varias veces luchar por su matrimonio. Como ella existen muchas personas que en el momento quizás más difícil de sus vidas esperan en la Iglesia un lugar de consuelo y no de rechazo: “¿Cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos en la vida cristiana, (...) si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados?”, dijo el Pontífice en su pasada audiencia.

A diferencia de lo que insinuó la agencia Efe y otros medios, Francisco no ha sido el primer papa en hacer estas afirmaciones. “La Iglesia las ama; deben ver y sentir este amor”, dijo Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de las Familias en Milán, en el año 2012, refiriéndose a los divorciados vueltos a casar. “También sin la recepción del sacramento (de la comunión) podemos estar espiritualmente unidos a Cristo”, dijo el hoy papa emérito.

Algo similar dijo San Juan Pablo II en la exhortación apostólica Familiaris Consortio en 1981, cuando invitó a los divorciados “que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida”. ¿Cómo hacerlo? Algunos consejos que dio son, “escuchar la Palabra de Dios, frecuentar el sacrificio de la misa, perseverar en la oración, incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, educar a los hijos en la fe cristiana, cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios”.