Dos conciertos que honran al centro
Hay algunas escenas de películas que ves y te persiguen toda la vida. Te asaltan a veces en medio de la nada, en un momento improbable. Una de ellas está al final de la película “Ciudadano Kane” y en ella se ve al magnate Charles Foster Kane, desprovisto de vitalidad, pronunciar “Rosebud”, una palabra que estaba escrita en un trineo con el que jugaba en la nieve cuando era niño. Aquel hombre que tuvo dinero y ese poder que para algunos se convierte en droga, abandonó la vida con un recuerdo de sus primeros años. O como escribió hace tiempo Antonio Drove en El País de España: “Rosebud es la infancia perdida”.
A todos nos marcan los días de la niñez. Los sabores, la forma en que queremos y lo expresamos. Lo que juzgamos, el orden que tenemos o no con los objetos, el lenguaje o las historias que escuchamos, el gusto presente o ausente por los libros y el arte, la gente que admiramos y a la que tal vez nos terminemos pareciendo. En la infancia se tejió gran parte de lo que somos, es un tiempo que nos marca. Y muchos pasan la vida recordando o queriendo repetir sus momentos. La música no es la excepción. Queremos los ritmos y canciones con los que crecimos y los mensajes asociados a ellos.
Consciente de la importancia de formar públicos y de enseñar el amor a la música desde los primeros años, la Orquesta Sinfónica de Antioquia realiza mañana domingo a las 11 de la mañana el séptimo concierto didáctico “Aires de Francia”, al que los asistentes entrarán de forma gratuita y con boleta. Hasta ese Teatro Pablo Tobón que hace del centro de Medellín un lugar mejor, llegarán cientos de niños y familias para escuchar obras de compositores franceses como Ravel, Fauré o Bourne y que serán interpretadas por músicos en formación. Además de esto, habrá dos sorpresas musicales.
Este concierto sinfónico hace parte de uno de los proyectos centrales de la orquesta que busca formar públicos, transmitir a los niños el amor y sensibilidad por la música y afianzar algunos elementos conectados a ella como motricidad, sensibilidad o disciplina. La idea es aportarle a la ciudad y esto también lo logra haciendo por ejemplo que en una misma clase, grupo o concierto convivan niños de estratos variados o culturas diferentes.
Esta sinfónica imparable que fue creada en 1945, lucha por sobrevivir y transmitirles a Antioquia y a Colombia sentimientos y mensajes asociados a la música clásica, latinoamericana o contemporánea, está dirigida por el violoncelista y doctor en música, Andrés Felipe Jaime. A su trabajo y el de los músicos, se suma la labor de un grupo de profesionales dirigidos por Hélène Restrepo Bôland, su gerente.
La sinfónica tiene el respaldo de empresas privadas, instituciones públicas y aliados fieles que creen en su valor y aporte. Ahora nos toca a nosotros tomarnos el centro y apoyar conciertos como el de mañana o el del próximo 10 de noviembre que también será en el Teatro Pablo Tobón y reunirá a más de 600 niños en escena.