“Duda” que ronda a Óscar Iván
Los juicios sobre el comportamiento del excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, en la pasada campaña, son contradictorios. Ya vaciló su jefe político Álvaro Uribe Vélez, quien le pidió al comité de ética del Centro Democrático, vía twitter, que investigue las conductas que rodean un supuesto pago adicional de la firma contratista Odebrecht al asesor brasileño “Duda” Mendonça. Ese personaje, un agresivo asesor en marketing político en Latinoamérica, ha estado muy cerca de la constructora que, presionada por la Fiscalía de EE.UU., decidió destapar las cartas de sus sobornos a funcionarios y cabilderos (“lobystas”) para obtener contratos en todo el mundo.
Ello significa que la existencia y la ruta de esas coimas para comprar conciencias y favores no se plantea desde suposiciones sino desde la fuente original de la cadena de engrases: Odebrecht. Por eso hay temor y cuidado y escrúpulos (aunque antes no los haya habido) entre los actores de esta novela sobre la corrupción en las altas esferas del poder. Nadie mejor para descubrir la red de operaciones bancarias y de “cargamaletines” que llevó el dinero hasta los beneficiarios de los sobornos, que quien puso la plata.
La ruta del dinero, con sus receptores en todas las escalas y variantes de esta trama del poder empresarial, político y estatal, tiene muchas trazas, muchas huellas, todo gracias a que los patrocinadores abrieron la boca y ahora, capítulo a capítulo, empiezan a quedar al descubierto sus sirvientes.
“Duda” Mendonça fue clave para que Lula Da Silva consiguiera la presidencia de Brasil. Luego asesoró a Dilma Rousseff. Triunfos resonantes, así como sus escándalos de corrupción, los mayores de la política contemporánea en ese país. “Las revelaciones de ‘Duda’” alimentaron entrevistas y reportajes lapidarios sobre las mordidas de los jefes del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil.
Ahora que Mendonça puso en duda la trasparencia con que se financió la propaganda de la campaña de Óscar Iván Zuluaga, con un cheque paralelo de Odebrecht, y que el precandidato del Centro Democrático y senador Iván Duque confirma que viajó, invitado, a reunirse con el estratega político brasileño, ahora sí nadie quiere cargar el piano. Un INRI que parece crucificará al mismísimo exjefe del movimiento, otrora auspicioso, con seis millones de votos recogidos en la última campaña por las calles y los campos de esta Colombia, tan cándida.
Con su capital ético lanzado al vuelo en una carta de Luis Carlos Restrepo, que rompió el silencio desde el escondite, el ya casi exprecandidato Zuluaga tendrá que absolver las inquietudes no solo de sus copartidarios sino de la opinión pública. A las sombras que rodean las reuniones con José Eduardo Cavalcanti de Mendonça, a quien hacen bien en llamar “Duda”, les debe sobrevenir algún asomo de claridad sobre si actuó tan descuidado y solo como lo han dejado sus amigos, los mismos de Francisco Santos, Juan Carlos Vélez y Liliana Rendón..