Dunkerque
En mayo de 1940 durante la II Guerra Mundial los aliados, rodeadas por los alemanes al norte de Francia, consideraron una rendición condicional. En la bahía de Dunkerque miles de soldados, en su mayoría británicos, estaban acorralados esperando sobre la playa algún tipo de evacuación. La Fuerza Británica de Expedición había sido enviada para apoyar a Francia que perdía frente a Alemania. Cuando los Nazis invadieron Holanda y Bélgica y rodearon a los Aliados, el nuevo primer ministro Winston Churchill lo llamó un desastre militar colosal, pues según él allí se encontraba la raíz, la médula y el cerebro del ejército británico, entones ordenó la evacuación de Dunkerque, mejor conocida como Operación Dinamo.
El ejército había dejado atrás casi todo su equipo, tanques, vehículos, barcos. La Armada Real puso entonces a disposición de Dimano 40 destructores. Sin embargo llegar a ellos era una odisea casi imposible pues los alemanes estaban bombardeando las playas constantemente en una batalla aérea que le costó a la Fuerza Aérea Británica 145 aviones y 156 a los alemanes. Uno de los destructores fue torpedeado y se hundió en quince minutos con más de 600 hombres a bordo. Se perdieron más de 200 barcos y más de cuarenta mil soldados británicos permanecieron en costas francesas y tomados como prisioneros de guerra.
Mientras el Canal de la Mancha estuvo bajo ataque se salvaron un total de 338.226 soldados. Para lograrlo además de los destructores de la armada se reclutaron más de 800 barcos civiles que participaron en la evacuación más grande de la historia militar.
Dinamo comenzó el 26 de mayo de 1940. Ese día salieron poco más de siete mil hombres y los estimados totales se calcularon alrededor de cuarenta y cinco mil como máximo. Sin embargo, al 4 de junio, casi todos habían sido rescatados. Muchos lograron salir del muelle de Dunkerque directo a los barcos, pero otros tuvieron que esperar el rescate dentro del agua, que a veces les llegaba a la altura de los hombros. Mientras se llevaba a cabo la evacuación el ejército francés hacía resistencia contra los alemanes en el frente. Sin embargo, algo que fue decisivo para que se lograra el rescate de los soldados fue el alto al fuego que dio Hitler sobre las divisiones que estaban listas para atacar Dunkerque confiado en que los ataques de la aviación lograrían acabar con el ejército inglés. El haber logrado la evacuación fue el giro decisivo para la guerra, aunque Churchill fue preciso al declarar “las guerras no se ganan con evacuaciones”.
La evacuación de Dunkerque ha sido representada en la última cinta del director Christopher Nolan. En esta a través de tres historias se cuenta sobre Dinamo, cuya relevancia radica no solo en el logro de la cantidad de vidas que se salvaron, del rescate de la moral del ejército británico y de las fuerzas aliadas, sino que representó una de las mayores gestas civiles de la historia. Es justamente este el esfuerzo narrativo de Nolan, en el que no se narra otra historia más de guerra, ni se muestra el aspecto sanguinario y morboso de la muerte y la destrucción, sino que se busca resaltar lo humano, los valores que llevaron a concretar un verdadero milagro durante una de las horas más oscuras de la humanidad. Es quizás aquí donde se encuentra la mayor fortaleza del film, junto a su belleza visual, pues no tanto busca la precisión histórica, ni el detalle de cómo sucedieron las cosas, sino de contarle al espectador una historia de esperanza.
Si algo dificulta un poco la transmisión del mensaje es que si el espectador no tiene conocimiento de los detalles de la evacuación se pierde la idea de la dimensión de lo que fue Operación Dinamo. El día 4 de junio Churchill pronunciaba uno de los discursos más impactantes que dio durante la guerra, uno que le tomó varios días escribir entre miles de borradores pero que llenó de esperanza al mundo entero, ahí decía entre tantas cosas, “pelearemos en las playas, pelearemos en las pistas de aterrizaje, pelearemos en los campos y en las calles, pelearemos en las colinas. Nunca nos rendiremos”.
A veces uno siente que todo está perdido, pero quien tiene la voluntad de vivir y sabe por qué está luchando es capaz de producir un milagro. Por eso Dinamo se conoce también como el milagro de Dunkerque.