El Atlas de Colombia
Por Héctor Andrés Mendoza
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social, 3° semestre
hectorandres215@gmail.com
La inmigración de personas a la ciudad de Medellín es un fenómeno que vivimos a diario. Más de 248.740 personas entre 1998 y 2011 decidieron dejar atrás su lugar de origen, según un informe de la Personería de Medellín. No obstante, toda esta cantidad de sujetos provienen de diferentes regiones de Colombia, entre estas la Caribe.
En el año 2017, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, reportó que Sincelejo, Montería, Valledupar y Riohacha son las únicas ciudades de Colombia que cuentan con una tasa de desempleo que supera los dos dígitos.
Por otro lado, según un informe del periódico De La Urbe, afiliado a la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, en 2015 se matricularon 1735 estudiantes costeños (5,7 % del total de matriculados en pregrado). En efecto, podemos considerar que la educación es un motivo más para emigrar a Medellín debido a la alta calidad educativa que tienen las instituciones. Pero las acreditaciones de alta calidad de las universidades costeras solo se ubican, la mayoría, en Barranquilla y Cartagena: la capital del Atlántico cuenta con 68 programas con acreditación de alta calidad, en cambio, Cartagena tiene 39 programas acreditados; además, estas dos ciudades se combinan con un 77 % del total de programas de alta calidad de todo el Caribe colombiano, según el Sistema Nacional de Información de Educación Superior, Snies.
Adicionalmente, Tomás Bolaño, profesor de la UPB, dice que la “preferencia no está del todo por la alta calidad que muestra (Barranquilla y Cartagena), sino por el ambiente que se vive en Medellín para los universitarios, Medellín es una ciudad de universitarios”. Finalmente, considero que la costa Caribe colombiana es una de las regiones que más problemas sociales tiene: corrupción, prostitución, abandono del Estado, baja calidad educativa, entre otros. En concordancia, conozco muchos casos de personas que tienen que dejar a sus familias abandonadas, buscar otros rumbos, arrojarse a un vacío que no parece tener una luz al final del túnel. Los costeños son unos Atlas, que a pesar de cargar el mundo en sus hombros siguen adelante con su vida, así sea caminando por mundos desconocidos.
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