EL DESPILFARRO PLAYERO
Por ROBERT S. YOUNG
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El huracán Matthew no fue una megatormenta como Sandy o el huracán Katrina, pero si los precedentes se sostienen, simplemente reconstruir las playas le costará billones a los pagadores de impuestos.
Cuando la tormenta rozó el sureste durante el fin de semana, causó inundaciones moderadas y daños a propiedades. Sin embargo, la erosión de las playas fue un hecho significativo. El domingo, el presidente Obama anunció un “desastre mayor” en la Florida, lo cual hace que el estado clasifique para asistencia federal adicional.
Datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos muestran que más de la mitad de las playas en las costas del este y el golfo están erosionadas. Parecemos estar tratando de mantener todas las costas en su lugar bombeando arena, en gran parte como costo federal. La Agencia de Manejo de Emergencia Federal considera que las playas artificiales, a las que se añade arena en gran parte para proteger propiedades costeras de inversión, son parte de la infraestructura de una comunidad.
Tormentas con nombre como el huracán Matthew hasta pueden convertir proyectos de “alimentación” playera financiados localmente en unos financiados federalmente. Es correcto: si su comunidad paga por su propia playa, y viene una tormenta y remueve esa playa (como sabemos que hacen las tormentas), entonces FEMA puede venir y hacer reconstruir la playa. Ingenieros costeros frecuentemente usan este beneficio poco conocido para venderle un proyecto de alimentación playera a una comunidad que se opone al precio del movimiento de la arena: “No se preocupe, si una tormenta con nombre se lleva su playa, el gobierno federal pagará y usted no tendrá que hacerlo”.
Nuestra investigación muestra que la Florida es líder en la nación en materia de construcción de playas artificiales. Gobiernos federales, estatales y locales ya han gastado alrededor de 2 billones de dólares en las últimas décadas en playas artificiales. En los cuatro estados afectados por el huracán Matthew, hay 67 comunidades con playas artificiales, y muchas más están planeadas. El huracán removió gran parte, y en algunos lugares toda, la arena y las dunas a lo largo de estas playas.
¿Por qué esperarían las comunidades costeras que fuera responsabilidad del gobierno federal mantener sus playas?
Es cierto que proyectos de ingeniería de playas y dunas benefician a comunidades locales. Pueden proteger casas y calles ubicadas frente al mar a la vez que ofrecen una playa recreativa para que los turistas disfruten.
Pero los beneficios son temporales y localizados. El plan para las nuevas playas construidas y propuestas de Nueva Jersey predicen que necesitarán más arena al menos cada cuatro a seis años. Además, numerosos estudios revelan que los principales beneficiarios de los proyectos de estabilización playera son los dueños de propiedades frente al mar.
Para ser claro, no estoy diciendo que no deberíamos estar haciendo alimentación playera en ninguna parte. Los gobiernos locales podrían decidir que estas playas son importantes para su economía, y que vale la pena financiarlos. A nivel nacional, podríamos decir que hay ciertas áreas donde el gobierno federal debería tomar las riendas en cuestión de protección costera.
Pero un informe del 2014 por el Consejo Nacional Investigativo concluyó que no tenemos visión nacional para determinar cómo el dinero federal debe ser gastado en el manejo de peligros costeros y riesgos costeros. Cuando los pagadores de impuestos federales asumen todo el riesgo del desarrollo y la reconstrucción de comunidades costeras vulnerables, promueve el comportamiento equivocado. En Nueva Jersey, después de la supertormenta Sandy, esencialmente reconstruyeron toda la orilla del mar.
En algún momento, las comunidades costeras turísticas tendrán que asumir el riesgo de daños por tormentas ellos mismos. Yo me atrevería a adivinar que, cuando esto suceda, se verán mucho más interesadas en los peligros a los cuales están expuestas.
Tenemos que tener una conversación sobre cuándo conviene al interés federal pagar por la protección costera, y cuándo debe caer sobre la economía local cubrir los costos. No podemos mantener todas las costas en su lugar por siempre. Pero, por el momento, sí que lo estamos intentando.