Columnistas

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07 de noviembre de 2019

Por Armando Estrada Villa

aestradav@une.net.co

Las elecciones del 27 de octubre definieron el poder local para el período 2020-2023. Las respuestas a varias preguntas, enfocarán la elaboración de estos comentarios centrados en la Alcaldía de Medellín.

¿Qué elementos orientaron el voto ciudadano? La ciudadanía orientó su voto en consideración al partido político, el programa de gobierno y el candidato. En cuanto al partido, Alfredo Ramos contó con el apoyo del Centro Democrático, esencial para conquistar los votos que obtuvo; en tanto que Daniel Quintero no tenía partido que lo respaldara y buscó votos en los con o sin partido y a Santiago Gómez, también sin partido, lo apoyó indebidamente la administración municipal. Por diversas razones, los partidos no tienen el poder decisorio que antes tuvieron y el aprovechamiento de recursos públicos para favorecer candidatos no es aceptable.

En lo tocante al programa, que es factor destacado, no alcanzó a convertirse en elemento determinante, a pesar de la variedad de debates en radio y televisión. Además, el programa no alcanzó a marcar diferencias significativas entre los candidatos. En referencia al candidato, debe decirse que todos se mostraron conocedores de la ciudad y de sus problemas y con capacidad para ocupar la Alcaldía. La diferencia la constituyó Quintero, que mostró más empatía, inclusión y tolerancia, atento a presentar soluciones y a eludir riñas.

¿Qué factores motivaron el voto? El miedo, el odio, la esperanza y el descontento obraron como principales motivadores. El Centro Democrático empleó el odio y el miedo contra Quintero. Esta motivación le dio resultado contra las Farc, que había hecho mucho mal al país. Pero en contra de un político nuevo no cabían los trinos ni los discursos que invitaban a temerlo y a odiarlo. Máxime cuando la estructura administrativa del municipio de Medellín es tan sólida que un alcalde, así lo quiera, no puede destruirla como se insinuó en la campaña. Por su lado, Quintero hablaba de esperanza y recogía el descontento.

¿Cuáles estrategias comunicativas resultaron más convincentes? Las estrategias comunicativas destinadas a conseguir credibilidad y a incrementar los apoyos para candidatos y partidos, fueron principalmente: la catástrofe inminente, el hundimiento de los valores, la promesa oportuna, la continuidad, la creación del adversario, el oráculo, la ocupación del espacio político. Ni Ramos ni Quintero hablaron de continuidad y le dejaron ese discurso a Gómez. Ramos acudió a la catástrofe inminente que significaba Quintero y a los males que sobrevendrían si este triunfaba. Además, ocupó el espacio político de la derecha y acusó a Quintero de ser izquierdista, razón para convertirlo en adversario. Quintero, por su lado, dijo no ser de izquierda ni de derecha y construyó su discurso sobre la corrupción. Lo que mostraba su preocupación por el hundimiento de los valores y su compromiso de combatirla, a la vez que eludía confrontarse con sus rivales.

Ramos, primero en las encuestas, invocó el oráculo que predecía su victoria, mientras Quintero se tomaba las calles repartiendo propaganda. De la promesa oportuna se valieron los candidatos, conscientes del peso que tiene en la decisión del elector. Al final, resultó más creíble la de Quintero de educación, tecnología y empleo.

El resultado demostró que la ciudadanía está hastiada de la arenga del odio y del miedo y votó por el discurso de la esperanza.