EL EMPRENDIMIENTO Y LAS UNIVERSIDADES
Durante varios años me he preguntado, ¿por qué nuestras universidades no son más fuertes en emprendimiento y transferencia tecnológica? Quizás una de las razones sea que nos ha costado bastante salir del modelo profesor-alumno, donde se recibe clase y se aplica lo que dice el maestro. Este sistema, agotado y reevaluado, no deja mucho espacio al cuestionamiento, la réplica e, incluso, la diferencia. A pesar de que los niveles de emprendimiento en las universidades son cada vez más altos y el número está en aumento, tenemos que reconocer que las cifras podrían ser mejores y para lograrlo el sistema debe ser más agresivo.
Con frecuencia nos preguntamos por qué el MIT -Instituto Tecnológico de Massachusetts-, es tan exitoso en nuevas tecnologías y en formar nuevos emprendedores. Algunos creen que es porque sus estudiantes son más inteligentes. Otros argumentan que tienen acceso a las mejores tecnologías y laboratorios. Puntos que, si bien son importantes, no son los únicos. Según datos de la Oficina de Licenciamiento Tecnológico de esta universidad, además, encargada de comercializar las patentes generadas en sus laboratorios, anualmente el MIT alcanza la cifra de 20 a 30 nuevas empresas al año. Cifra superior a muchas universidades en el mundo, pero la realidad es que los alumnos de MIT llegan a generar alrededor de 900 empresas al año sin necesidad de una patente. Según Bill Aulet, profesor de MIT, más del 90 % de las empresas creadas en esta universidad, se crean sin la tecnología producida en sus laboratorios. Lo anterior demostraría que no necesariamente tener una patente garantiza el éxito y que no todas las innovaciones salen siempre de estas. Se calcula que más del 80 % de las patentes en el mundo actualmente no tienen un uso comercial, lo que evidencia que las patentes son fundamentales pero no debe ser una obsesión única. Tan importante como la patente es su aplicación en el mercado.
Pero retomando el tema, el MIT ha sido exitoso porque, según el profesor Aulet, ha sabido generar un bucle de realimentación positivo, mediante el cual se capturan estudiantes con espíritu emprendedor que están obsesionados por desarrollar las capacidades que necesitan en su área, que se involucran intensamente en las clases. Este tipo de estudiantes que cuentan con características similares, cada vez aprenden más y presionan a los profesores para que les brinden nuevos conocimientos. De esta forma, los profesores se ven obligados a mejorar, o corren el riesgo de quedarse rezagados frente al ritmo que exigen sus estudiantes. Bajo esta dinámica las clases terminan siendo más estimulantes y atractivas, retando al estudiante, de manera permanente, para lograr el éxito con su idea o proyecto emprendedor.
Las universidades deben trabajar en mejorar su ambiente colaborador, inclusive estimulando el trabajo entre diferentes facultades que estimule la diversidad de conocimientos, las miradas diferentes y complementarias. De igual forma, el profesor debe pensar, no solo qué es capaz de entregar el alumno sino qué es capaz de lograr con sus alumnos. El reto es conjunto y quien se para todos los días en un clase frente a una veintena de futuros emprendedores, debe ser consciente, cada mañana, que si logra conectar a sus pupilos muy seguramente serán ellos quienes desarrollen una de las futuras tecnologías que transformarán nuestra ciudad o inclusive revolucionarán el mundo .