EL FANGO
Salió pues el exvicepresidente Germán Vargas Lleras a dar su primera entrevista como candidato presidencial (o precandidato) luego de abandonar el gobierno del presidente Santos después de estar 7 años en el mismo.
Ya muchos analistas se han tomado el trabajo de leer sus declaraciones bajo la lupa de las posiciones políticas que empieza a definir para encontrar apoyos electorales en su aspiración. Repasan sus reparos oportunistas a los Acuerdos de Paz como un deseo de capturar adeptos entre los que se han opuesto al proceso, o analizan sus señalamientos de candidatos de izquierda que representan a las Farc a sus principales contrincantes (no lo escuché hablar de Petro ahí) con el objetivo de generar animadversión hacia ellos y situarlos como defensores de la guerrilla. Va buscando su espacio.
Aprovecha que en medio del desorden y la confusión en la implementación de los Acuerdos de Paz se puede decir cualquier cantidad de mentiras y medioverdades sin mayor problema. Y como somos un país acostumbrado a dar debates sin sustento, a dividir y satanizar, a no ser fieles a la verdad, entonces se mueve bien Vargas Lleras allí, como siempre lo a hecho. La mayoría de sus reparos a la implementación de los Acuerdos fueron desmentidos por personas que conocen bien lo que está sucediendo. Hasta el Fiscal General, que ha sido especialmente incisivo, parece cada vez más tranquilo y sus observaciones escuchadas.
Lo que me pareció más interesante de la entrevista es que Vargas Lleras marcó los valores de la cancha en la que se quiere mover, las armas con las que va a participar, la forma en que va a hacer la campaña. Y esa cancha es el fango, donde se siente tan cómodo. Más allá de la discusión sobre las posiciones políticas que está asumiendo y si estas tienen coherencia con lo que ha representado como figura pública (que por supuesto no la tienen), están presentes la mentira, la falsedad, el embuste, la infamia, la descalificación, y por supuesto, el tono grosero, autoritario y descomedido que muestran claramente su talante.
Concentra hábilmente la atención en los Acuerdos de Paz y el supuesto riesgo de convertirnos en una Venezuela y deja de lado un tema tan afín a su partido político: la corrupción, que es la que nos tiene como estamos. Ese partido es parte del fango donde está tan a gusto. Es donde se le dan avales a políticos eventualmente condenados, donde hábilmente su presidente de la Cámara dilata proyectos de ley necesarios, donde se buscan apoyos a su candidatura con lo más cuestionado de la política tradicional en las regiones como se ha señalado en los debates en el Congreso. Y Vargas Lleras se desentiende del asunto de la corrupción diciendo simplemente que en todos los partidos existe.
No me quiero ni imaginar una presidencia de un personaje así. Con unos valores tan trastocados, con un aprecio por la oscuridad. A los otros candidatos, pues que no participen en esa cancha. Que dignifiquen la política como ejercicio de construcción de sociedad. Y si se gana o se pierde, que sea en la cancha de la verdad y la decencia.