EL HIELO DE LOS POLOS SE DESHACE
Esta semana llega a su fin el verano en el hemisferio norte. El calor se disipa. Poco a poco, las hojas de los árboles cambian de color. La gente regresa a su trabajo. Las ciudades despiertan del letargo.
Mientras tanto, casi en silencio, y sin que el mundo se dé por enterado, el hielo marino más denso y más antiguo del océano Ártico, roto en mil pedazos, se aleja de las costas del norte de Groenlandia.
El fenómeno -calificado por los meteorólogos como “altamente inusual”- es el resultado de una ola de calor nunca antes vista durante el verano en el norte de Europa, Rusia, Canadá y Estados Unidos.
El hielo desprendido es descrito como el último sobreviviente del hielo marino del Ártico que permanecía congelado año tras año, incluso durante los meses de verano. Los científicos lo llaman hielo plurianual.
Así lo confirman imágenes satelitales tomadas la primera semana de agosto que han llegado a manos de los meteorólogos que investigan los efectos del cambio climático en los polos.
Desde que comenzaron los registros meteorológicos satelitales en esta región en la década de 1970, nunca antes se habían registrado deshielos de esta magnitud. Este año se han producido dos grandes fracturas de hielo debido a los vientos cálidos que hacen que el hielo marino se vuelva más delgado. En estas condiciones, el hielo fracturado y más liviano es arrastrado por los vientos que soplan desde el océano Atlántico hacia el Pacífico, alejándolo de las costas de Groenlandia. Un científico del Instituto Meteorológico de Noruega describió el desprendimiento de hielo como un acontecimiento “aterrador”.
Peter Wadhams, director del Grupo de Física Polar del Océano en la Universidad de Cambridge, dijo al periódico británico The Independent que “en el pasado, la mayor parte del hielo en el Ártico ha sido hielo plurianual, pero se ha estado reduciendo y ahora ya no lo es. La única zona donde ha sobrevivido es en el norte de Groenlandia, pero ahora se está abriendo y se aleja de la costa”.
Aunque la magnitud del daño ecológico solo se conocerá apenas llegue la próxima primavera, cuando los animales salgan de la hibernación, los biólogos consideran que el fenómeno tendrá consecuencias graves para la vida silvestre, sobre todo para los pingüinos, los osos polares y las aves migratorias.
En el hemisferio sur, la situación también ha empeorado. En la Antártida, la pérdida de hielo se ha triplicado, amenazando las costas de todo el mundo. Según un estudio publicado por un grupo de 84 científicos en la revista Nature, en los últimos 25 años este enorme continente perdió 3 billones de toneladas de hielo, suficientes para elevar el nivel del mar 8 milímetros.
Casi la mitad de ese desprendimiento se produjo en los últimos cinco años. Hoy el promedio anual de pérdida de hielo alcanza las 219 mil millones de toneladas. La mayor parte de esa pérdida se da en la Antártida occidental, al sur del continente americano.
La Antártida tiene una superficie que duplica la de Estados Unidos y el hielo que la cubre, en caso de descongelarse, es suficiente para elevar el nivel de los océanos casi 60 metros. Más del 90 por ciento de esta agua helada se halla en el este del continente, y ha permanecido estable pese a que la temperatura media de la Tierra se ha elevado un grado centígrado debido al cambio climático.
El último grito de alarma sobre el impacto que este deshielo tiene en la vida animal lo dieron las organizaciones de defensa del medio ambiente: el año pasado, durante el último invierno, 18 mil pingüinos recién nacidos salieron del cascarón en una colonia de la Antártida. ¡Solo sobrevivieron dos! Los demás murieron de hambre.