El ideal de la formación en la educación terciaria
Con el proyecto presentado por el Ministerio de Educación, denominado “El sistema nacional de educación terciaria” se pretenden articular de manera sistemática los componentes del sistema de educación: superior, técnica y tecnológica, los cuales están, en el modelo vigente de la Ley 30 de 1992, completamente desconectados. Su articulación se lograría mediante un proceso de complementación entre la educación para el trabajo y la educación superior. Se trata de crear una estructura que permita la transferencia de créditos entre las tres diferentes modalidades de educación y así crear las condiciones para que las educaciones técnica y tecnológica adquieran un estatus similar al de la superior, tanto en la calidad como en el nivel de los ingresos.
Parece una propuesta interesante porque racionalizar es bueno para la sociedad y la universidad, sin embargo, no lo es porque considera el asunto de la educación exclusivamente desde las necesidades del mercado, y porque le da prioridad a la educación técnica y tecnológica sobre la investigación científica en las ciencias naturales y sociales.
La educación en todos los niveles tiene que ver con algo básico: la “alfabetización fundamental”, como la denominó George Steiner. En la universidad, desde la humboldtiana hasta la de investigación, se ha planteado la idea de que es necesario formar primero al hombre como un individuo culto, es decir, como aquel que no solamente conoce las particularidades de su profesión o de su ciencia, sino que además conoce la idea del cosmos físico, del mundo biológico y del mundo histórico y político que habita; o en términos de Steiner, la formación debería comprender hoy: “la alfabetización en los números, en la música, en la arquitectura y en las ciencias de la vida”, de tal manera que el estudiante alfabetizado tenga la capacidad para participar en lo más desafiante y creativo que hay en nuestras sociedades y responder a ello. Y pueda “distinguir lo nuevo que sigue siendo nuevo, de las oleadas de basura efímera, superstición, irracionalismo y explotación comercial” (Steiner).
Las exigencias que se hacen en la actualidad a la universidad, europea, americana y suramericana, han producido, bajo la estela del neoliberalismo, su reorganización como empresas en función de la productividad, la competencia y la innovación. En este tipo de universidad la formación se convierte en una mercancía y cada estudiante se limita a un aprendizaje exclusivo de sus competencias específicas como ingeniero, médico, sociólogo, abogado, científico, etc., descuidando el conocimiento de la base conceptual común de ideas sobre el mundo, la sociedad y la política. La consecuencia de esto se manifiesta en fenómenos como la expansión de la incultura, el semianalfabetismo y la deserción estudiantil.
Pero la universidad tiene ideales que provienen de su historia y la proyectan al futuro. El ideal de la Bildung -formación- se relaciona con el interés en el conocimiento, la búsqueda de la verdad, en construir relaciones sociales racionales y en poder rechazar mediante la crítica relaciones sociales no racionales.