EL IMPUESTO A LA NARANJADA
El momento amargo que vive la salud en Colombia quiere el Gobierno endulzarlo poniéndoles impuesto a las bebidas azucaradas. Simple.
El mal del sistema de salud viene de años atrás: desde hace más de 20; desde el mismísimo diseño de la Ley 100 de 1993.
Hoy se ve con claridad lo que en aquel entonces no fue admitido: la mediación de intereses económicos en lo que hasta entonces era solo un derecho a secas, es inconveniente.
La salud en ese entonces no era un derecho fundamental como hoy lo es, luego los motivos para la exigencia de servicios hoy por hoy por parte de la gente están suficientemente amparados nada menos que por una ley estatutaria. La intermediación en este nuevo contexto se percibe por el público como un obstáculo para que en la práctica se obtengan sus derechos. Y a más derechos, más demanda de servicio y por supuesto, más costos.
Por otra parte, hay en el sector una evidente escasez de flujo de efectivo. ¿Por qué? Porque de por sí, y como consecuencia de lo uno y lo otro, ciertamente la Unidad de Pago por Capitación (UPC) no alcanza. Hay que admitir que los cálculos de la UPC hoy no dan bien.
Estas dos vertientes (un derecho fundamental intermediado y el poco dinero circulante), pueden dar al traste con una de las mejores medicinas de América Latina. En el ranquin realizado por la revista América Economía, Colombia tiene ocho instituciones entre las 23 primeras (Antioquia, tres).
Todo lo preocupante se ve agravado con la amenaza que tienen las clínicas y hospitales del país de tener que cerrar servicios, lo cual genera además de una insatisfacción de la necesidad, desempleo calificado.
En serio, el tema de la salud hay que revisarlo a fondo y con urgencia porque la fuente de la problemática actual está en: 1. Elementos de su esencia, y 2. En el contexto, que hoy es otro.
No le creo al impuesto a la naranjada .
* Director General de San Vicente Fundación.