El incansable don Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez
“Cuando tienes algo que sabes que es cierto, puedes permitirte invertir mucha energía en ello”. Jeff Bezzos, fundador de Amazon.
Tuve la fortuna de conocer a don Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez, quien falleció lastimosamente la semana anterior. No haré una larga lista de sus importantes logros empresariales y de todas las instituciones valiosas para la sociedad a las que tan significativamente apoyó. Comentaré lo que aprendí de él y nunca dejó de impresionarme, lo más valioso que nos deja: el ejemplo y la tenacidad.
Los que tenemos el privilegio de enseñar, sabemos que es imposible hacerlo bien si paramos de aprender. No he conocido a nadie con tan inagotable deseo de aprender y de que otros aprendieran como él. No había conferencia a la que yo fuera y no me lo encontrara, en primera fila, atento, a gusto de estar allí y pensando. Ver si alguien está a gusto resulta más sencillo que saber si está pensando, pero con el tiempo eso se aprende también. Cuando terminaba la conferencia y se abría un espacio para preguntas, era de los primeros en hacer las más oportunas, pertinentes y necesarias. No paraba de preguntar y de aprender, no para acumular, sino para hacer cosas y ayudar a otros. Nunca paraba.
Pero así mismo era de grande su interés y trabajo para que otros estudiaran y aprendieran. Como uno de los fundadores y directivos de la Universidad Eafit, de la Corporación Universitaria Lasallista y la Escuela de Ingeniería de Antioquia, no dejaba de ayudar para que fuesen mejores instituciones y que por intermedio de ellas, mejorara la sociedad. Nunca paraba.
Su inteligencia y experiencia, que si pudieran competir creo que quedarían empatadas, se percibían cuando hablabas con él. En un mundo cada vez más azaroso y aparentemente caótico, tenía la inusual capacidad de identificar lo que cambiaba, lo que nunca le asustó, así como lo permanente, lo que fue exitoso y necesario en el pasado y siempre lo será, y por eso se empeñó en “invertir mucha energía en ello”. Entendía y asimilaba los cambios de la superficie, pero nunca perdía de vista las fuerzas tectónicas que movían todo desde la profundidad. Y en ello radica parte de la explicación de por qué fue relevante, influyente y valioso durante tantas décadas y hasta el último de sus días, en que seguía pensando en el futuro de Eafit y del país. Por eso siempre pensó en la educación y en el emprendimiento, lo que se manifestó, por ejemplo, promoviendo la Cátedra de Innovación Empresarial José Gutiérrez Gómez en Eafit, que a tanta gente brillante ha hecho visible y a tantos les ha dado luz y esperanza en la creación de empresas y en la iniciativa privada.
Siempre que hablábamos se despedía diciéndome: “Dr. Escobar, no deje de escribir, no pare”. Y yo intento hacerle caso, y no dejar de aprender para enseñar mejor.