Columnistas

El mundo está enfermo y pobre

10 de mayo de 2016

Al igual que muchos colombianos me volví experta en poner tutelas ante el sistema de salud, me la paso recordándole a mi EPS que tengo derecho a una vida digna. De continuar la actual crisis de los sistemas de salud en el mundo, se espera que para 2040 por cada dólar invertido en salud en un país desarrollado, en los países en desarrollo se destinen 3 dólares. Eso dice recientemente la publicación inglesa The Lancelot en un estudio contratado por la Fundación Bill y Melinda Gates.

En el mismo estudio se proyecta que los países de más altos ingresos destinen para el crecimiento de la inversión en salud el 2.7 % de su PIB, mientras que el 2.4 % sea el de los países de más bajos ingresos. Cifra contraria con el crecimiento de la población: a más niños en los países en desarrollo, menor acceso a la salud

Por supuesto esta situación es una de las más importantes causas que acrecientan la desigualdad social y económica entre las personas. Según la Unicef, “casi un 40 % de las muertes de menores de cinco años se produce durante los primeros cinco meses de vida debido a diversas complicaciones” asociadas a las precarias condiciones que devienen de la pobreza y la carencia de acceso a la salud.

Aunque en Colombia la Corte Constitucional se ha pronunciado muchas veces a favor de la cobertura universal en servicios de salud, el acceso a la salud aún sigue siendo teoría. Las astronómicas deudas del Estado y las EPS con los hospitales y clínicas, evidencian que el sistema de salud nacional no cuenta con los fondos o con la administración lo suficientemente eficiente para garantizar la cobertura universal.

¡Pero si por acá llueve, en todo el globo no escampa! En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Grupo Banco Mundial dieron a conocer un estudio en el cual señalaban que más de 400 millones de personas en el mundo no pueden acceder a los servicios de salud. La mayoría de las personas en esta cifra se ubican en los países de ingresos medios y bajos.

El mundo está enfermo, y la cura está dada por el acceso real y efectivo a la salud para todas las personas. La superación de las desigualdades sociales y económicas en el mundo durante los próximos años está condicionada por la inversión en soluciones que impliquen y hagan equitativo el derecho a la salud.

¡Ojalá que nuestro derecho a la vida sea efectivo antes de que nos llegue el certificado de defunción!.