Columnistas

EL NIÑO TRUMP

12 de enero de 2018

“Pensé que ser presidente sería más fácil”, fue una de las frases de Donald Trump recién empezaba su mandato. Parecía un esbozo de sensatez y madurez en un tipo que ha dado claras muestras de incapacidad para ejercer su cargo. La esperanza sin embargo se fue desvaneciendo con el pasar de los días y los twits, refutando analistas que decían que una cosa era ser candidato y otra ser presidente, como manifestación de esa contradicción que ha tomado carrera en el quehacer político entre lo que se dice para hacerse elegir y lo que se hace una vez se gobierna. En el caso de Trump esta situación era, de forma extraña, un salvavidas de última hora.

Deduciendo de la conducción infantil que Trump le da a todos los asuntos de su nuevo oficio, tal vez con esa frase se refería a la imposibilidad de hacer con su tiempo lo que le viniera en gana como estaba acostumbrado, pero a fe que lo ha intentado porque se registran ya más de 90 ocasiones jugando golf desde que es presidente y eso que no ha terminado su primer año en la oficina oval.

Pueril es su constante. Sus twits son una burla permanente, de gamberro sin fundamento. Revisando algunos de sus últimos mensajes queda más que claro. Para final de año dijo: “En el Este, podría ser la Noche de Fin de Año más fría de las registradas. Quizá podíamos utilizar un poco de ese viejo calentamiento global que nuestro país, pero no otros, iba a pagar billones de dólares para combatir. Abríguense”, refiriéndose a unas inusitadas bajas temperaturas durante este invierno en Estados Unidos. Una niñería. Ha sido clara su intención de apoyar la industria de los combustibles fósiles contra toda evidencia científica sobre los efectos en el medio ambiente, poniéndonos en riesgo a todos. Populista, cínico, mezquino, falso y no sé qué otros adjetivos más le caben. ¿Cómo puede un tipo así ser presidente de EE. UU.?

En los primeros días del 2018, respondiendo al dictador de Corea del Norte que afirmó en un discurso de Año Nuevo que “el botón para las armas nucleares está sobre mi escritorio”, asegurando de paso que sus armas son capaces de golpear todo el territorio estadounidense, Donald Trump twiteo: “Kim Jong-un acaba de afirmar que el ‘botón nuclear está en su escritorio en todo momento’. Alguien de ese debilitado y famélico régimen puede por favor informarle que yo también tengo un botón nuclear, que es más grande y más poderoso que el suyo. Y que mi botón funciona”. Convirtieron las Relaciones Internacionales en un patio de recreo de jardín infantil. Dicho sea de paso que entre estos dos líderes mundiales se llaman “Viejo decrépito demente” y “Pequeño hombre cohete”. Todo daría risa si fuera una película de Austin Powers, pero no, no lo es. ¿Cómo puede un tipo así ser presidente de EE. UU.?

La verdad sea dicha, Trump ha entregado lo que prometió. Se le abona la coherencia en este sentido. Una extraña situación. Un escalofrío se siente cada vez que se pronuncia. La esperanza es que pasen rápido estos tres años que quedan y recuperar la seriedad y la sensatez.