EL ÑOÑO DESCONCERTADO
“Todo lo que digáis que somos, lo somos y aún peor... Nos harán una estatua en el parque donde caguen los pájaros”. Todo lo que digáis que somos – Ilegales.
El Ñoño Elías se siente traicionado. Así se deduce cuando trinó: “No sabía que en el gobierno me odiaran tanto. Lástima no haberlo sabido antes...”. Y a fe que tiene razón. Está aturdido. No comprende bien lo que le está sucediendo. Alcanzó a llamar inicialmente un “impasse” su llamado ante la justicia o sea, un evento menor. En ese momento tenía todavía plena confianza en la impunidad con la que siempre ha obrado.
El Ñoño se preguntará: ¿No es esta la forma en que hacemos política en Colombia? ¿No es así como siempre han funcionado las cosas en este país? ¿No actué bajo las condiciones de siempre? Él mismo reconocía, a raíz de una investigación que hizo la Fundación Paz y Reconciliación, que su conducta no era distinta a la que tenía la mayoría de los parlamentarios.
Miembro de una familia de políticos tradicionales, estará recordando la forma en que construyó su estructura politiquera, sus años de negocios y amistad con los más altos poderes estatales. Las reuniones, los eventos, las fiestas, los viajes, los torcidos. Con valores trastocados, él jugó bajo esas reglas. Porque es lo normal, porque así se hacen las cosas.
El sistema funciona así. La política como negocio. De lo que se trata es de contar votos y no de convencer con ideas. El asunto es tomarse por asalto la institucionalidad, no pensar en construir una sociedad mejor. El billete y el poder a toda costa.
El avezado Ñoño empezó su carrera en el 2006. Rápidamente se convirtió en un barón electoral, como los barones de siempre. La corrupción en Colombia es parte del sistema, es como funcionamos. Somos un país enfermo al que curar, extirparle el cáncer, va a ser muy difícil porque se corre el peligro de que al paciente le dé un paro. Eso lo saben los corruptos. Su poder es inmenso. Están en todos lados, entonces, si no negociás, detenemos el país. Saldrán nuevamente elegidos el próximo año. Maldita sea.
El Ñoño estará barajando sus cartas, midiendo las consecuencias, analizando los hechos. Por supuesto conoce las dimensiones de lo que se movió a su alrededor. Son su moneda de cambio. Supone uno que buscará salir ileso, o lo menos herido posible. Aunque también debe haber sentimientos de venganza y rabia.
¿Su imagen? No creo que revista ningún problema. Sigue siendo ídolo entre los suyos, le adoran. En su reino, el Ñoño es Rey y seguirá siéndolo. ¿Algún remordimiento? Tal vez de haber sido demasiado confiado como trinó. El creerse intocable. Ya había sobrevivido impune todos estos años.
Ñoño, eres una ficha más. Caiste por la carambola desafortunada del derrumbe de Odebrecht. Los que controlan este país seguirán al frente y promoverán y utilizarán a muchos ñoños más. Sos un daño colateral que tratarán de que sea mínimo. Confía Ñoño, pronto estarás afuera disfrutando de tus millones guardados. Y seguirás siendo Rey en Sahagún. Tendrás una estatua en el parque donde caguen los pájaros.