Columnistas

El orgullo de ser indígena

15 de febrero de 2016

Por Juliana Diosa Vargas
Universidad de Antioquia
Comunicación Social-Periodismo, quinto semestre. julianadiosa29@gmail.com

Los indígenas no deben avergonzarse de su cultura. Al contrario, deben reconocerse en ella, enaltecerla y asumirla como el más valioso legado ancestral.

Tuve la oportunidad de residir durante varios años en una vereda de Supía, perteneciente al resguardo indígena Cañamomo Lomaprieta, conformado por 32 comunidades y dividido política y administrativamente entre los municipios de Riosucio y Supía.

Y, aunque en ella no se dominaba la lengua nativa Emberá Chamí, ni se conservaba la indumentaria ancestral, aún se tenían costumbres indígenas que deben permanecer, fortalecerse y respetarse como su más bella identidad.

No todas las personas poseen el privilegio de despertar con el aroma de la panela, danzar con la chirimía, bailar tecnocumbia, ir al río en cualquier momento, recibir clase a la sombra de un árbol o ir todos los días al colegio en chiva –escalera- haciendo bromas y cantando en el capacete.

Y ni qué decir de las noches de fogatas y juegos en los que se suprimen los estereotipos y prejuicios que nos encadenan con el mundo contemporáneo. Además de las tardes que se pasan al son de las leyendas de la Llorona, el Duende, la Pata Sola, la Madremonte o la niña fantasma que deambula en los pasillos de una hacienda antigua.

Todas estas son historias que fortalecen la oralidad. Detalles simples que alegran la vida, que nacen de lo cotidiano y que tejen identidad; pues a pesar de que no nací en el resguardo, me siento indígena y admiro su tradición.

¿Por qué aferrarnos a costumbres ajenas si tenemos las propias, las de nuestros ancestros, las de nuestra raza, las que sentimos?, ¿cómo no admirar la naturaleza y agradecerle por la caña que nos da el sustento?, ¿cómo no proteger un legado que nació en nuestro territorio y que circula por nuestras venas?

Muchos ignoran el valor simbólico y ancestral que sostiene su cultura y, por eso, persiguen afinidades ajenas a su esencia. La identidad no debe buscarse en otros espacios más que en los propios; es decir, entre las moliendas, la caña, el pasto, el río, la panela y los árboles pertenecientes al tesoro invaluable de nuestra tierra colombiana .n

*Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opiniónjoven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidadese instituciones vinculadas con el proyecto.