El oso y el tarro de leche
El hombre desiste al darse cuenta de que cualquier movimiento brusco suyo o del animal puede provocar que el borde afilado de la lata parta en dos su lengua.
Desde que vi la primera foto, seguí como si fuera una novela la historia de un cachorro de oso polar que durante dos semanas fue visto deambulando con una lata de leche condensada atrancada en su boca, mientras seguía a su madre que buscaba comida alrededor de un caserío en una isla remota del océano Ártico, en el norte de Rusia.
Según la noticia, publicada por el periódico The Siberian Times, el animal encontró la lata dentro de un barril de basura que dejaron unos trabajadores que habían ido a la isla para limpiar desechos contaminantes en una antigua base militar. El barril iba a ser botado, pero antes de que se lo llevaran, el cachorro hambriento logró oler los restos de leche condensada e intentó lamer el interior de la lata.
Los guardabosques calculan que el pequeño oso pudo haber tenido la lata incrustada en su boca durante unas dos semanas, cuando lo avistaron merodeando cerca de la base.
La historia se difundió en un video publicado por el Siberian Times. En él se ve al cachorro agotado y hambriento mientras se acerca a algunas personas como si tratara de pedirles ayuda. La lata entreabierta y atascada en su lengua no le permite comer ni beber agua. “El oso se cansó tanto con la lata que se acercaba a nosotros y nos sacaba la lengua” dijo un residente de la isla, que apenas tiene unos 700 habitantes.
En el video se ve a un hombre que intenta ayudarle, pero no puede extraer la lata pese a que trata de halarla mientras el animal abre la boca y le saca la lengua. Sus patas traseras tiemblan de dolor. Finalmente, el hombre desiste al darse cuenta de que cualquier movimiento brusco suyo o del animal puede provocar que el borde afilado de la lata parta en dos su lengua.
El video causó revuelo en Rusia y otros países del norte de Europa. El periódico ruso Novye Izvestiya informó que para ayudar al animal se montó una operación especial con ayuda de médicos veterinarios del zoológico de Moscú. El plan era sedar al oso, liberarlo y alejarlo del asentamiento.
Los médicos viajaron en helicóptero desde Moscú hasta la isla. El Novye Izvestiya publicó un video en que se ve que los especialistas usan dardos con sedantes para poder retirar la lata de la boca del animal sin causarle más daño. Luego lo trasladan junto con su madre a un sitio más alejado del poblado y le dejan 50 kilos de pescado para ayudarlo a recuperarse.
“Felizmente, todo terminó bien y espero que no haya situaciones similares en el futuro”, dijo Alexander Gruzdev, director de la reserva natural de la isla. “El cachorro no sufrió daños duraderos. Y continúan los esfuerzos para eliminar toneladas de basura que podrían dañar a los osos polares y otros animales salvajes. Pero el caso destaca el riesgo que representa para los animales la basura del hombre”.
Buscando más noticias sobre la suerte del cachorro, volví a leer el Siberian Times hace dos días. Allí encontré las fotos de otro oso polar demacrado y hambriento que caminó 1.500 kilómetros al sur de su territorio ancestral, desorientado, en busca de comida. El animal fue fotografiado caminando como un transeúnte más por las calles de la ciudad industrial de Norilsk.
El Times entrevista a la fotógrafa rusa Irina Yarinskaya, del periódico Zapolyarnaya Pravda, autora del reportaje. “Está gravemente hambriento, apenas puede parpadear y mantener los ojos abiertos, es casi incapaz de caminar”, dice. “Estuvo acostado durante mucho tiempo, descansando, luego cruzó la calle y entró en la zona industrial. Luego cruzó una calle más y se dirigió a un basurero, husmeando en busca de comida”