Columnistas

El peatón, rey; y la bicicleta, reina

30 de diciembre de 2014

A propósito del próximo Foro Mundial de la Bicicleta, es bueno entender por qué en otras ciudades el uso de este aparato es tan exitoso. Para empezar, hay que ver la forma como los conductores de vehículos entienden la vía: no se consideran los dueños de ella, sino un usuario más, que la comparte con otros que tienen prelación por estar en condición más vulnerable: el peatón y el ciclista.

En Roma, por ejemplo, una ciudad atestada de turistas, con un trazado de vías bastante irregular, que todos los días del año está colmada de peatones y de muy buena cantidad de ciclistas (que ante el tráfico endomoniado prefieren la bicicleta), los conductores toleran a los ciclistas y se detienen ante el peatón. No compiten con ellos ni van contra ellos; no pretenden demostrar la superioridad del vehículo que conducen y siempre disminuyen la velocidad ante la presencia de alguno, y les permiten el paso primero.

Evidentemente es una ciudad que ha resuelto, por ejemplo, el tema del tiquete de bus y de las paradas. El conductor no está pendiente de la devuelta ni recoge pasajeros en cualquier esquina. Las ‘fermatas’ o paradas están predeterminadas y el usuario espera en ellas. Algo que, por lo menos, con el Metroplús ya estamos aprendiendo.

En las calles más congestionadas los conductores de buses gigantescos siempre van muy despacio. Y el conductor de cualquier tipo de vehículo, en cualquier calle, siempre se detiene ante un peatón. El circuito parece automático: el peatón pisa la cebra y el pie del conductor desacelera y pisa el freno.

Lo mismo sucede en otras ciudades de Europa, Estados Unidos y América Latina. En ellas el peatón es el rey y la bicicleta la reina. Es cuestión de mentalidad: el ciclista y el peatón siempre llevarán la peor parte en un choque contra un bus o un carro, y los conductores lo saben; por eso, con inteligencia, disminuyen la velocidad. Entienden que peatón y ciclista están más desprotegidos.

Además, los peatones entienden que hay lugares determinados para cruzar las calles, y acatan las señales de los semáforos peatonales.

Es un buen motivo el Foro que se avecina, para crear cultura vial. No se trata solo de incentivar el uso de la bici, sino de educar en el uso de la vía para que el ciclista sienta confianza en la calle. De hecho, en Roma ni siquiera se ven ciclorrutas, simplemente la misma calle es compartida por motorizados y ciclistas, y nadie muere en el intento.