EL RÉGIMEN DE LA INTIMIDACIÓN
El presidente de todos los colombianos debería ser respetuoso de cualquier posición que tomen “todas y todos” los compatriotas y ser garante de un equilibrio constitucional, pero como es el presidente prisionero de las Farc, se ha dedicado a perseguir empresarios que osen apoyar el NO estar de acuerdo con esta nueva constitución para nuestro país. Esto es como en las épocas de Pablo Escobar, donde sus perseguidos escogían plata o plomo... aquí es mermelada o persecución de todos los entes del Estado.
Y pobre el empleado público que no exprese su lealtad con el SI, desde el alcalde del más humilde municipio colombiano hasta el más pomposo senador, si no se arrodilla no recibe mermelada. Esta semana el vicepresidente se atrevió a decir que no le gustaba el marco jurídico y le cayó el cielo encima. C. Gaviria como máximo inquisidor lo convirtió en el candidato de la guerra y de todos los males que nos esperan si no aprobamos ese esperpento, logro absoluto de una posición innegociable, inmodificable de las Farc y de un gobierno acosado por el tiempo que para no quedar más mal con los colombianos, terminó acogiendo todas las tesis de las Farc como si fueran propias.
El acuerdo sí dice lo que el presidente y sus áulicos dicen que no dice... Sí van a tener acceso hasta a 26 curules (10 directas, 16 indirectas por circunscripción especial, más las que consigan politiqueando), sí va a existir una Corte Especial, con jueces conjuntamente nombrados, al parecer para perseguir enemigos y absolver terroristas, asesinos, secuestradores, violadores y elevarlos a las más altas posiciones del Estado. Sí los deja a un paso de hacerse con el poder total, sí los deja con todo su dinero intacto (en el acuerdo no se menciona), sí los deja con todos los milicianos armados (en el acuerdo no se mencionan y se calcula que son 2 milicianos por cada guerrillero). Sin devolver los niños secuestrados, con pagos a cada guerrillero de $24’800.000. Todas y todos los colombianos, como lo dice reiteradamente en nuestra nueva Constitución -fiel copia del lenguaje del discurso chavista- deberíamos preocuparnos por este documento.
Según D. Díez, “desde cuando que el Gobierno del presidente Santos ordenó detener la aspersión aérea con glifosato, con el dudoso argumento que producía cáncer, para más tarde permitir su aspersión de manera manual... Las estadísticas del informe -Monitoreo de Territorios Afectados por cultivos ilícitos 2015- presentado en julio de 2016 muestran un aumento de 69.000 a 96.000 hectáreas de cultivo de coca, es decir, un 39 %. Además ese cultivo se ha incrementado a 126.952 hectáreas...”.
Serán retrocesos publicitados en medio de shows de toda índole como si fuesen logros del Estado. Los colombianos, uribistas y no uribistas, deberíamos alarmarnos por este documento. Y si aún tienen dudas de para dónde vamos, averigüen quiénes cuidan hoy a los delegados del gobierno colombiano en sus apartamentos en la ciudad de Bogotá... militares cubanos vestidos de civil, que hacen parte de la enorme delegación de la embajada cubana que ha crecido exponencialmente como lo ha hecho en Venezuela.... No nos faltan sino las misiones médicas cubanas para resolver el tema de la abandonada salud en Colombia. Y si el acuerdo es tan bueno, por qué nos tienen tan amenazados, si ese acuerdo fuese honesto se defendería por sí solo, no habría necesidad de pagar publicidad, ni engrasar todas las votaciones.