El reguetón de la corrupción
Estando en Bogotá la semana pasada, Daniel Samper me invitó a asistir a la grabación de su video para promover la consulta anticorrupción. “Si estás desprogramado te contrato ad honorem para que ayudes en lo que toque,” me escribió Samper. Acepté la invitación.
Lo que me tocó en la plaza de Bolívar fue observar a un grupo de senadores quitarse el traje y la corbata para transformarse en improvisados reguetoneros. El senador Robledo era el más elegante, envuelto en un peluche rojo. Mockus llevaba gafas a lo John Lennon, mientras que una bandana roja adornaba su cuello. Rodrigo Lara adoptó un estilo puertorriqueño, con gafas de sol, una camisa de múltiples colores y una gorra de béisbol. Quienes me parecieron más desenvueltos y relajados fueron Navarro Wolf, quien lucía como el jefe de un combo, y la energética Angélica Lozano. Dirigidos por Daniel Samper, con la complicidad de una simpática tribu de YouTubers, los senadores que promovieron la consulta anticorrupción convirtieron un tema pesado, como lo es la lucha contra la corrupción, en un momento de fiesta y de alegría, a la cual se unieron decenas de transeúntes, divertidos al ver a los políticos disfrazados, bailando y cantando al ritmo del reguetón.
Viendo a los políticos saltando, recordé a Tom Wolfe, quien en un ensayo argumentaba que a los hombres de poder les da gusto no tanto la fama y el dinero, sino más bien la habilidad de hacer saltar a todos aquellos que los rodean. Escribía Wolfe, “[El poder] es una sensación ... sabiendo que donde quiera que vayan la gente se mueve por ellos, les dan el paso, les hacen mandados, se reúnen a su alrededor ... y saltan ...”. Concluye el recién fallecido escritor, “Así que tal vez es natural que los símbolos del poder -en contraposición a la mera fama o la riqueza- deberían involucrar a la gente saltando, actuando como sirvientes o leales vasallos”. Pero aquella mañana, en la plaza de Bolívar, fueron los ciudadanos, representados por Daniel Samper y los milenarios de YouTube, quienes hicieron saltar a los políticos. Las reglas del poder se habían invertido.
Quizás, en el fondo, es este el verdadero significado del referéndum anticorrupción; la afirmación de la primacía de la veeduría ciudadana sobre quienes los representan, reafirmando así la verdadera esencia de la política, que es cuidar lo que es de todos, y del ejercicio de la política, que es el servicio. O sea, todo lo contrario de lo que la corrupción representa; un mecanismo que socava el desarrollo humano, la democracia y el estado de derecho. La corrupción alimenta la inequidad y la injusticia.
Para la senadora Vivian Morales el video de Samper es una “bufonería y payasada”, mientras que yo lo veo, no solo como una idea original y atrevida de comunicación política, sino como una reflexión de si la democracia tal vez sería mejor si viviéramos la política con algo de humor, ironía y como una fiesta; la fiesta de la ciudadanía. Entonces, la consulta de mañana es una oportunidad para celebrar la democracia.