El último bastión
Por Esteban Arango Escobar
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social. 8° semestre
est0496@hotmail.com
La definición por penales de la Copa América Centenario se convirtió en una radiografía de la Selección Argentina; de la suerte de sus protagonistas y de la jerarquía presente en el vestuario.
Aún cuando Arturo Vidal había malogrado su disparo, el fallo de Lionel Messi le puso cara a un fantasma que él y sus compañeros creían haber espantado. Y la desazón llegó tras concretarse el mismo desenlace de la edición pasada. No sin antes suceder un lance tan diciente como inesperado.
Para sorpresa de muchos, ante la primera ventaja de Chile en la tanda, Javier Mascherano decidió cobrar. En las últimas tres definiciones que afrontó la Albiceleste, su intervención no había sido necesaria. “Patea el que se sienta confiado’’, dicen los que saben. El “Jefecito” agarró el balón después de que el “10” había errado; cuando nadie veía más allá de la nube de incertidumbre.
Quizá ahora el detalle resulte insignificante, mas la atmósfera en Argentina y el efecto dominó que puede ocasionar la renuncia de Messi invitan a hacer un balance. Porque si ya la partida de la “Pulga” es una tragedia, la de Mascherano, a quien todos se aferran en última instancia, supondría un vacío incluso mayor.
Sus célebres arengas son apenas la tapa de su repertorio. “Estoy cansado de comer mierda’’, le dijo al equipo antes de los cuartos del último Mundial. Sabía que ya era hora de ganar algo para su país. Desde entonces ha salido subcampeón en tres oportunidades.
Mascherano reúne un montón de cualidades que lo hacen único. A un mediocentro cualquiera se le exige recuperación y toque corto. Él añade además pase largo, lectura del juego y voz de mando. Sabe ser un líder caudillo, pero también sabe imponerse en el campo. Adquirió otra posición para competir por un lugar en el Barcelona y la puso en práctica en una selección que aprendió a sostenerse en la versatilidad y el tesón de su baluarte.
No hace falta exaltar más a un tipo que ha hecho de la simpleza su mejor atributo. Las cámaras se seguirán quedando con Messi. Y está bien querer captar estrellas fugaces. Pero no olviden enfocar al cometa Mascherano. Como él no verán otro igual en un buen rato.
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