Columnistas

Elección y lección de Joe Biden

13 de noviembre de 2020

La mayor parte de los analistas afirman que la polarización se apoderó del mundo político, de manera que el futuro electoral está en manos de quienes sostengan tesis extremas de corte populista. En esta columna nos hemos atrevido a sostener lo contrario, nuestra percepción ha sido diferente y por lo menos pensando en las elecciones del 2022, en varias ocasiones hemos sostenido que la estabilidad política del sistema colombiano, apoyado en una clase dirigente empresarial e industrial de amplia tradición, impediría que, por lo menos de manera inmediata, las tesis populistas extremas, especialmente de izquierda, lograran imponerse en las urnas.

El reciente proceso electoral en los Estados Unidos ha dejado importantes enseñanzas, no solo para los ciudadanos de ese país, sino para el mundo democrático occidental. La polarización y la división interna de la sociedad, estimulada por el discurso político del presidente Trump, terminaron por agotar la voluntad de los ciudadanos, quienes independientemente de los logros del gobierno republicano, terminaron por escoger una opción, cuyo principal mensaje fue de acercamiento, de no polarización, en otras palabras, se impuso el discurso de centro, de tipo conciliador y con gran sentido de tolerancia.

Es lógico que aún no se conozcan los efectos reales del discurso de Joe Biden, no sabemos hasta qué punto vaya a apuntar hacia nuevas coaliciones de centro izquierda, pero lo esperado es que mantenga un semblante muy de Estados Unidos, con énfasis en las necesidades sociales y en políticas de inclusión, sin olvidar el natural apoyo a los mercados y a la economía de libre competencia. Se trata de un modelo tipo Barak Obama, que en términos generales arrojó resultados óptimos, a tal punto que en 2017 los electores giraron hacia la fórmula republicana, no como una reacción contra las políticas del presidente Obama, de hecho en el complejo sistema electoral norteamericano, la candidata demócrata Hillary Clinton, obtuvo más votos que el presidente Trump, así éste hubiese llegado a la Casa Blanca por las matemáticas de los colegios electorales.

Aunque no lo parezca, la elección de Joe Biden permite vislumbrar un nuevo camino para los gobiernos de América latina, que en la tradición geopolítica se mueven bajo la órbita de los Estados Unidos. Los electores se van a sentir estimulados hacia fórmulas de centro, preferiblemente centro derecha, con un nuevo mensaje de democracia incluyente, participativa y tolerante. En sociedades desarticuladas y fragmentadas como la nuestra, no es fácil pretender que se impulse e imponga un modelo de esta naturaleza, pero la necesidad de adelantar políticas de inclusión, de paz y respeto por los acuerdos suscritos, necesariamente aconsejan impulsar un esquema democrático de centro, de lo contrario, como se ha afirmado en otras ocasiones, si no se estimula con éxito un sistema de esta naturaleza y orientación, se corre el riesgo de que la democracia quede en manos de movimientos populistas, que aprovechan el momento mediante un discurso utópico pero de gran recibo por parte de desplazados, marginalizados y olvidados.