EN LAS CRISIS SIEMPRE HABRÁ OPORTUNIDADES
La semana pasada tuve la oportunidad de visitar Cúcuta en el marco del lanzamiento de Andi del Futuro en Norte de Santander. La verdad es que la crisis migratoria causada por la grave situación de Venezuela ha enrarecido el ambiente. Se calcula que a diario a esta ciudad entran 50.000 venezolanos de los cuales 5.000 se quedan en Colombia y a su vez “migran” a otras ciudades porque Cúcuta hoy no da abasto.
La situación de la ciudad fronteriza es compleja. Sus casi 700.000 habitantes dependen, en su gran mayoría, del comercio informal que, se calcula, llega a ser un 75 % del porcentaje total de esta actividad. Esto, porque la dependencia de Venezuela en materia comercial, en su momento derivada de una tasa de cambio favorable, hizo que Cúcuta se fortaleciera relativamente fácil y sin controles, generando altos índices de informalidad. Hoy día, el panorama cambió, y se siente la angustia entre las instituciones y los pocos industriales de la ciudad que claman por desarrollar capacidades, crear empresas que permitan nuevas dinámicas económicas y disminuir así la dependencia del comercio que hoy está herido de muerte.
En la actualidad, es literalmente imposible ir a comprar mercancías a Venezuela: tendrían que hacerlo, por decirlo de manera gráfica, en cientos de bultos de dinero, todo esto por la inflación rampante del vecino país.
En medio de todo el caos generado por esta situación, hay cosas positivas. Debemos reconocer que a Colombia están llegando muchas capacidades alrededor de los venezolanos y no podemos perder la oportunidad de capitalizarlas. Hoy podríamos aumentar el número de Phd y MSc en las universidades e institutos de desarrollo tecnológico con una estrategia de atracción de talento del vecino país. Es seguro que muchos investigadores venezolanos esperan una oportunidad de financiación de sus proyectos investigativos que al estar en Colombia podrían ser impulsados conjuntamente con investigadores nuestros y de paso subir la tasa de Phd por cien mil habitantes.
En materia de emprendimiento sucede algo similar. Como ya hemos visto en el caso norteamericano, la inmigración trae enormes cantidades de personas talentosas que, a falta de oportunidades en sus países, buscan emprender en ciudades más propicias en materia de financiación, talento e infraestructuras y que apoyan emprendimientos. Esto debería ser aprovechado no solo por Cúcuta, sino también algunas ciudades colombianas, entre ellas Medellín, para generar incentivos y atraer emprendedores venezolanos que tengan ideas de negocio y estén dispuestos a realizar alianzas con emprendedores locales. Si se lanza esa propuesta en esta vía estoy seguro que Proempresa, incubadora y aceleradora de negocios en Cúcuta, o Creame, en nuestra ciudad, o la misma Manizales Más, estarían dispuestas a apoyarla.
En fin, cuando un país enfrenta la llegada de migradas tiene problemas y oportunidades. Sería insensato pensar que solo nos concentramos en los problemas y no seamos capaces de ver oportunidades para sacar provecho mutuo para los ciudadanos de ambas nacionalidades.
P.D: Lanzamos Andi del Futuro en Norte de Santander para apoyar la generación de nuevas capacidades empresariales y para sorpresa de todos llegaron más de 50 emprendedores. Conclusión: sí hay capacidades en el Departamento, pero hay que traerlas a flote.